Connect with us

1 de 12

Independiente no ganó, ni mereció ganar en los últimos cuatro encuentros. ¿Perdió el rumbo?

La situación de Independiente en la Copa de la Liga es, por lo menos, rara. Después de un arranque turbulento con Lanús, el equipo supo hilvanar cuatro triunfos consecutivos con un nivel que iba en alza, hasta llegar incluso a golear 6-0. Sin embargo, lo que se dio a partir de la fecha 6 fue totalmente inesperado.

El Rojo llegó a la sexta fecha como uno de los punteros del grupo B, junto con Vélez. En el choque de primeros, los dirigidos por Julio Falcioni no se vieron superados, pero tampoco fueron mejores. Lo cierto es que, en una jugada aislada, el Fortín se llevó tres puntos excesivos para lo que, de todos modos, merecía ser un empate entre ambos.

En la séptima jornada, el Rey de Copas recibió a Boca. Otro duelo importante, sobre todo por tratarse de dos grandes. El Diablo no pudo manejar el mediocampo, pero de contra supo lastimar y, por medio de Gastón Togni, se impuso 1-0. Sin embargo, la defensa no supo aguantar el resultado ante un débil rival que, por medio de Carlos Zambrano, igualó el trámite, y sobre el final casi lo gana desde los doce pasos. Un 1-1 con gusto a poco.

Contra Talleres, se vio lo peor de Independiente en el certamen. Un equipo que jugó sin la pelota en los pies y que, cuando la tuvo, la maltrató, lanzándola a cualquier lado menos a un compañero. La T se puso 2-0 sobre el final de la primera parte y, pese al descuento de Sebastián Palacios en el complemento, lo terminó liquidando de penal.

Probablemente, la gota que rebalsó el vaso, y no por el resultado. El robo en el final es anecdótico para lo que fue el juego. Durante el partido, el Rojo salió temeroso, sin ánimos de arriesgar ante un Racing que poco hizo para llevarse los tres puntos. El equipo renegó de su propia historia y salió con miedo a perder el Clásico, algo que se terminó dando con un penal polémico que Enzo Copetti cambió por gol.

Es decir, si en las primeras cinco fechas daba la sensación de que Independiente había levantado el nivel, en las últimas cuatro sucedió todo lo contrario. El Rey de Copas pareció un equipo miedoso, pendiente más de su propio arco que del rival, y así perdió once puntos de los cuales, si conseguía al menos ocho (dos triunfos y dos empates), hoy estaría puntero en soledad. Lo cierto es que el Diablo pagó caros sus errores, y hoy debe volver a remarla desde abajo.

Advertisement
Connect