Independiente tenía que salir a buscar el resultado y lo consiguió, pero ganó más tres puntos.
En cuanto terminó el 0-1 frente a Atlético Tucumán, mi primera reflexión fue que Independiente hacía tres años que no ganaba un partido importante. Desde mediados de 2018, cada vez que el equipo debía dar la cara, desaparecía. En la semana escribí que contra Huracán debían sacar desde adentro el fuego sagrado y este grupo lo hizo.
Hay tiempo para analizar las formas, que seguramente dejaron que desear y mucho deben mejorar, pero el Rojo puso el pecho en Parque Patricios. Iba ganando y se lo empataron, pero además se sumaba la presión de Colón y Lanús estaban haciendo su parte. ¡No se podía escapar el resultado y no se escapó!
Silvio Romero dijo desde Brasil, en referencia a la caída contra el Decano: “Nosotros no dimos un partido a la altura de las circunstancias y teníamos ganas de decirnos cosas entre nosotros. Es entendible el enojo porque no conseguimos el triunfo y dado la clasificación”. Y esa declaración me trajo cierto alivio.
El capitán del equipo fue el primero que notó que contra Huracán no se podía volver a fallar, que no se podía volver a cometer el papelón del fin de semana anterior. Independiente tenía que salir a ganar, a no dejarse sobrepasar, a poner garra y juego como mínimo. Convivir con el nerviosismo y vencerlo.
Quizás todo el destrato sufrido contra Bahía hizo que este plantel mastique bronca, se desate, que puertas para adentro muestren autocrítica y se perjuren darlo todo para dejar el escudo lo más alto posible. El Rojo salió al Palacio Ducó con esa estirpe que mostró durante tramos en Brasil y consiguió el objetivo.
¡Sí, consiguió el objetivo primario! Hace tres años que nos lamentamos porque Independiente falla cuando tiene que dar el paso hacia adelante. Y esta vez lo logró, como debe ser.
Superó el arrecife y aparecen nuevas aguas, con otras fuerzas, de igual a igual, con todos recuperados, con la chance de barajar y dar de nuevo pero no por haber perdido, sino por haber avanzado de fase y poder plantearse un nuevo objetivo. ¡Vamos, Independiente!
