Independiente le ganó 2-1 a Brown de Adrogué en un encuentro que marcó el regreso del Pocho Insúa. Con goles de Parra y Pisano y un final cerrado los de Omar De Felippe lograron mantenerse en puestos de ascenso y no alejarse de Banfield. Tula se fue expulsado.
El partido arrancó a todo ritmo. Ambos equipos le metieron verticalidad y mucha dinámica. Las defensas pasaban zozobras cuando el ataque se hacía intenso. Así fue que en los primeros minutos Fabro probó de lejos y el Ruso Rodríguez respondió con seguridad para mantener el cero en su arco. Y, también, como llegó la apertura del marcador… para el visitante.
Iban ocho minutos de juego y Julián Velázquez tomó la pelota en campo del Rojo. Hizo unos metros y metió un pase profundo casi para dividir. La defensa de Brown se quedó, el arquero a mitad de camino y el único que vio la acción fue Facundo Parra quien dominó y definió para el 1-0. Los gritos desde la tribuna “neutral” marcaron que los de Omar De Felippe no estaban solos y que el camino era ése.
Brown sintió el golpe. Que pareció de KO unos minutos más tarde. Es que otra vez Parra aguantó una pelota cerca del lateral, lo vio pasar a Insúa y le entregó el balón. A partir de ahí el que tocó la mejor música fue el Pocho que con la once en la espalda se pasó a todo lo que se cruzó por su camino.
Ingresó al área con un caño y mirando para el otro lado lo habilitó a Matías Pisano que dominó y marcó el 2-0 a los 15 minutos de juego.
Independiente a partir de ahí comenzó a manejar las acciones. Pese a que por momentos el que se adueñaba del peligro era Brown. Tanto es así que tuvo tres chances claras para descontar, pero en todas chocó con el Ruso Rodríguez. Mientras, Insúa, el Rolfi y Pisano hacían de las suyas. Mucho lujo por momentos, pero no encontraron el lugar para liquidarlo y en el complemento, el Rojo iba a sufrir.
En el final de la primera etapa fue Pisano el que tuvo en sus pies la posibilidad de liquidar el juego, pero su remate fino se fue cerca del segundo palo de Giordano.
En el inicio del complemento ambos equipos tuvieron sus chances. Un pase largo del Rolfi lo habilitó a Parra, que no pudo sacarse de encima a su marcador y al tocar atrás, para la llegada de Pisano, no pudo tener precisión y la jugada se perdió. Luego entró la tan temida laguna del conjunto.
Ahí fue cuando Brown de Adrogué aprovechó para dañar. Si bien no encontró fácilmente el camino y abusó de los centros divididos, llegó al descuento deseado. Una jugada en la que los centrales de Independiente no cerraron bien y dejaron un espacio más que interesante para que los locales, por parte de Guerreiro, pusieran el 2-1.
Insúa no aparecía, el Rolfi brillaba por su ausencia y el Rojo no tenía peso en ataque. Había perdido la pelota y en la última línea no daba seguridad. El Ruso Rodríguez era la única garantía, aunque en el gol nada tuvo que hacer.
Luego hubo que sortear un sofocón y cuando parecía que Independiente volvía a manejar las acciones llegó la expulsión de Cristian Tula, que apresurada o no fue en gran parte por culpa del central que fue a buscar una pelota con mucha vehemencia… lejos del área propia.
Ante esto, Omar De Felippe sacó a Insúa, para que ingrese Samuel Cáceres y poder rearmar la línea de cuatro. Además, antes había ingresado Miranda por Pisano, golpeado, y unos minutos después de la salida del 11, fue Parra el que le dejó su lugar a Adrián Fernández. El único de los punteros titulares que quedó en cancha fue el Rolfi.
El Rojo sobre el final pudo haberlo cerrado pero no tuvo la contundencia de los primeros minutos, lo que lo hizo sufrir en el cierre. El análisis rápido dicta que de jugar como en el inicio, Independiente no tiene rival, por lo que será tarea de todos tratar de que el rendimiento óptimo tenga mayor duración y poder hacer disfrutar al hincha con fútbol… algo que hace tiempo no se veía con el escudo del Glorioso Rey en el pecho.
