Independiente demuestra alarmantes falencias, de las cuales Eduardo Domínguez no es ajeno y trata de explicar en los post partidos. ¡Este domingo tendrán que revertirlas!
Independiente no puede encontrarse con una regularidad de la mano de Eduardo Domínguez, habiendo logrado desde su llegada hace siete largos meses triunfos aislados que no se sucedieron con otros, exceptuando algunos de Copa Sudamericana que lo siguió el torneo local. El ítem que más preocupa y queda en evidencia es el de un equipo que cuando lo golpean no puede reponerse a esa adversidad.
No es la primera vez, cada vez que le meten un gol el equipo de Domínguez entra en una confusión y una apatía total, en la que si venía mostrando las cosas de un modo correcto echa todo por tierra, y mucho peor, si venía jugando mal lo reafirma en el terreno de juego, sin encontrar los intérpretes para salir adelante, con un juego estático y sin rotaciones para ofrecerse como opción de pase.
Este domingo Independiente jugará el clásico de Avellaneda, cuando deba visitar a Racing. Este compromiso clave puede sellar la suerte del entrenador, que de ganar tendrá mayor margen y de no lograrlo seguirán las dudas. Lo que es seguro es que su plantel tiene que salir a respaldarlo en el campo de juego, poniendo de manifiesto su idea y tratando de sobreponerse al rival, pero sobretodo no dejándose llevar por el contexto o la ansiedad.
Sin dudas no será un partido más, donde si bien el plantel es limitado y la actualidad institucional es mala ellos son los que entran a la cancha y defienden genuinamente el trabajo del DT. Es un partido para mostrar carácter e hidalguía. El resultado será incierto, lo que no debe serlo es el dejar en claro que se representó lo que el entrenador quiere trasladarles, dejando atrás los bochornos cosechados ante Patronato y Platense. ¡Salven las ropas y ganen el domingo!
