Un 8 de agosto pero del 2018 el Rojo levantaba la Suruga Bank, la cual pobló aún más las vitrinas del club con una copa que no tenía.
Luego de consagrarse campeón en la Copa Sudamericana 2017, título que volvió a poner a Independiente en lo más alto del continente, el equipo dirigido por Ariel Holan fue por más.
El Rojo, que aún tenía un equipo serio, planificó esa final en Japón como corresponde. Viajó con suficiente tiempo como para que el plantel se aclimate al cambio horario y consiga la copa ante el Cerezo Osaka.
Esa mañana de invierno, donde los hinchas de Independiente madrugaron para poder ver a su querido Rey de Copas, el equipo formó con: Martín Campaña; Fabricio Bustos, Alan Franco, Nicolás Figal y Juan Sánchez Miño; F. Silva y Pablo Hernández; Silvio Romero, Maxi Meza y Martín Benítez; Emanuel Gigliotti. Luego ingresaron Guillermo Burdisso, Nicolás Domingo, Fernando Gaibor, Gastón Silva, Carlos Benavidez y Ezequiel Cerutti.
El gol llegó a los 28 minutos del primer tiempo en los pies del Chino Romero, tras una serie de desvíos adentro del área. El Rojo fue superior en la primera parte, pero en el complemento se nivelaron las acciones porque el cansancio hizo su parte. Lo importante es que el trofeo se vino desde Japón hacia Avellaneda.
Finalmente, con una victoria 1-0, el pitazo final sonó y el combinado de Avellaneda conquistó su 18° título internacional en la historia, estadística que le permitió igualar la línea de Boca y el Milan de Italia.
Tras caer en la final de la Suruga Bank 2011 ante el Júbilo Iwata, el Rojo se tomó revancha en Japón. Una mañana que quedará grabada en el corazón y memoria de todos los hinchas. ¡De Avellaneda al mundo!
