Independiente cayó por 1-0 en Mar del Plata ante Aldosivi. José Sand marcó el único gol del partido para el Tiburón. El Rojo volvió a ser un equipo tímido e híbrido. Preocupa el rendimiento del equipo de cara a la Liguilla.
Los de Mauricio Pellegrino salieron a la cancha con la clasificación consumada a la Liguilla PreLibertadores, pero debían ganar para asegurarse la localía en las semifinales. Además, era necesario tras la eliminación de la Copa Sudamericana en Colombia.
Sin embargo, el planteo táctico del DT con Juan Martín Lucero como único delantero, Claudio Aquino flotando en tres cuartos de cancha y Martín Benítez como volante, posición en la que no gravita con la misma intensidad que cerca del área rival, era poco ambicioso. Y extraño.
Para colmo, nuevamente de pelota parada, vio como era vulnerado el cero en su arco. Centro a la puerta del área chica, un arquero no sale nunca, un defensor que pierde la marca y José Sand, fiel a su costumbre, de cabeza marca el 1-0. Iban 14 minutos de juego y el Rojo perdía por la mínima, resultado que sería inalterable hasta el final.
En el primer tiempo, el equipo no se acomodó nunca. Se prestó la pelota con el Tiburón y nunca se hizo dueño de nada. Algo similar a lo sucedido en el complemento, aunque en este caso, sí tuvo dominio territorial debido a la gran cantidad de gente en ataque y al retroceso de Aldosivi. Sí, el equipo de Teté Quiroz le regaló la pelota al Rojo, pero lo esperó bien cerrado y preparado para la contra, aunque nunca la aprovechó y dejó con vida al visitante hasta el último momento.
No obstante, Independiente demostró una vez más una actuación muy pobre. Con jugadores que exasperaron hasta desde la actitud. Algo que no se negocia. El rendimiento individual y colectivo preocupa mucho, más aún de cara a la Liguilla y al objetivo de ingresar en el Copa Libertadores. Es hora de trabajar y apuntarle a la calidad sostenida. Es hora de dar un paso en serio, firme y como demanda la Institución.
