Trabajoso, reñido y digno de parto, así resultó el triunfo ante Tigre, donde nadie puede negar que los tres puntos valen oro, pero también es difícil hacer la vista gorda ante el pobre rendimiento futbolístico colectivo. Se festeja el triunfo, claro, pero la materia pendiente “Toque y volumen de juego” debe servir para no relajarse y buscar el mejor Independiente. La ilusión de seguir peleando crece, pero esto no debe darse a cualquier precio. Por historia, por necesidad y porque hay material para hacerlo mucho mejor.

Así sí
Se puede destacar la garra y la unión del equipo como base. El esfuerzo de todos los jugadores, porque mal o bien, nadie se guarda nada. Adrián Gabbarini, si bien todavía no demostró todo su potencial, de a poco le va encontrando la vuelta al arco. Sumó su segunda valla invicta de manera continúa y la cuarta en el torneo. Bien Eduardo Tuzzio, porque ya no quiere salir jugando cuando las papas queman, ya lo demostró ante Racing y ayer estuvo fino y firme en la marca. También, se mostró una levantada de Leonel Galeano, otro que de a poco está volviendo por sus fueros, esos que terminaron por enrojecer las palmas de los hinchas rojos. De Lucas Mareque parece aburrido seguir opinando: el lateral es el emblema por su ímpetu. Nunca se guarda nada y pone la vida cuando las cosas más difíciles están. A veces es claro, a veces no, pero siempre va para adelante.

En el mediocampo hay que resaltar dos cuestiones. Por un lado Walter Busse, un jugador raro, que no termina de mostrar su mejor versión futbolística, pero que ayuda desde su perpetuo sacrificio. Hernán Fredes es el otro caso. Discutido, insultado y rechazado en su versión anterior. Hoy, sin tener a nadie en el bolsillo, parece ser otro. Más comprometido al rol del equipo, sin tanta calesita, aunque por momentos lagunea y se pierde en el campo de juego. De todas formas, es otro jugador, pero deberá continuar mentalizándose que puede dar mucho más.
¿Qué decir de Ignacio Piatti? Lejos, el jugador de mejor pie en el equipo. Exquisito, un jugador de la talla de Independiente. Cuando está encendido nadie es capaz de ponerle freno. Su gambeta es endiablada: cuando se queda sin salida saca un conejo de la galera e inventa una salida en un laberinto de piernas. Quizás le falte ser más constante, pero también necesita un socio que lo banque.

Bien lo de Andrés Silvera. Sin ser rápido y aparentarse perdido en algunos lapsos del partido, el Cuqui sigue siendo determinante. El gol ante Tigre es una muestra del gran delantero que es. Estuvo en el lugar justo a la hora señalada, bien de goleador. Además, si bien perdió en velocidad, ganó en sacrificio y es el primero en inmolarse ante los defensores rivales. Choca, busca, se mueve, la pide. Sólo aplausos y respeto.

Así no
El primero en recaer es Walter Acevedo. El Negro pasó de ser el amo y patrón del mediocampo a dudar con la pelota y caminar la cancha como jamás lo hizo el torneo pasado. Nadie duda de sus condiciones, por algo fue el mejor refuerzo y jugador de Independiente en el último semestre de 2009, pero debe levantar y volver a ser el enorme jugador que conocimos. Con él bien, Independiente es otro.

Lo mismo pasa con Darío Gandín. Porque a los goles hay que ayudarlos con juego y constancia. El Chipi no está en forma, choca más de la cuenta y perdió el ritmo que mostró en su gran Clausura. Tiene calidad, pero le falta un arma contra la relajación. En su cabeza puede encontrar la solución. Si se espera más de él es porque tiene con qué.

Otro que debe mejorar en algunas cuestiones es Américo Gallego. Así como te hace ganar un partido desde su mano, también te los hace tambalear. ¿Por qué no jugó Gabriel Vallés de entrada tras su gran partido ante Racing? ¿Por qué no le da más minutos a Federico Gónzalez cuando opta por sacar a Gandín o Silvera? ¿Por qué algunos cambios defensivos cuando el rival era Tigre, que tiene menos peso ofensivo que el seleccionado de Nueva Caledonia? Que la cancha era complicada, que los centros. Todo muy lindo, pero en esa complicación terminamos por ayudar conscientemente. Ojo, la crítica es constructiva, ¿quién puede dudar de la capacidad del Tolo? Nadie, si hasta emociona cuando manifiesta sus ganas de quedarse en Independiente. Y ojalá que así sea.

Hay equipo
Sí, lo hay. Falta el juego que se mostró en algunos lapsos del torneo anterior. Falta el golpe final de horno para que el equipo foguee su parte cruda y de una vez por todas sea un serio candidato. Ganar este tipo de partidos es una buena prueba. Porque el mérito de triunfar cuando no se juega bien también sirve. Claro, a la larga se escarmienta, pero el domingo hay una hermosa prueba para asentar las bases y subirse a lo más alto.
Ojo, el entrenador sabe lo que es pelear un torneo. Si los jugadores demuestran su hambre de gloria y la gente acompaña como hasta ahora, quien te dice que…