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Así sí, Rojo

rolfi montenegro nuñez

Independiente edificó un triunfo que invita a la ilusión de haber recuperado la memoria y el fútbol que le gusta a la gente. Ya desde el inicio del cotejo se vio un enorme cambio de actitud y aptitud. La actitud se basó en poner todo por cada pelota, los jugadores entendieron el mensaje del Tolo y dieron la vida en cada jugada. La aptitud se fundó en la idoneidad, el talento y la capacidad para hacer rodar el balón por el césped, en juntar sociedades que le dieron al Rojo un alto vuelo futbolístico, el cual, esperemos, no sea un espejismo ante Godoy Cruz.

La mano de Gallego se notó desde la función táctica
, colocando a Nuñez donde mejor se siente y dándole la adecuada función de que lastime con su pie derecho. La asociación de Ríos y Montenegro brilló en su esplendor: Rolfi jugó a 220 y le dio electricidad al circuito de ataque. Lo mejor fue la constancia del nivel durante todo el partido, algo que el hincha le critica. El Toti sacó conejos de la galera y, además, le agregó un plus físico perseverante al termómetro de la mitad de cancha. Fue el Ríos que toda la gente quiere y necesita ver. Está claro que, jugando así, será un inquebrantable generador de aplausos. Para eso, el Tolo deberá seguir trabajando sobre su cabecita, haciéndole saber la importancia que tiene en el primer equipo y que, con su ánimo bien arriba, apartado de las  locuras, Independiente tiene ventaja.

Darío Gandín fue otra grata sorpresa. Porque a pesar de que no hizo el partido de su vida, fue una amenaza constante. Claro está que el fondo de Tigre abrió la puerta de las facilidades, pero el delantero supo leer el juego y lastimar cuando hizo falta. En la misma sintonía se movió Gastón Machín, que a su cuota de sacrificio inmutable, le agregó una pizca de juego y lectura futbolística eficaz. Pusineri, en cambio, con menor trabajo y perspicacia, no desentonó y cumplió.

Quizás el punto más bajo se notó en algún resquicio defensivo, que ante otros rivales son ventajas que no se pueden facilitar. Igualmente, es mejor trabajar las falencias con este tipo de partidos y no luego de una derrota, una obviedad que se debe aprovechar al cien por ciento. Tanto Gioda como Tuzzio tuvieron algunas desconcentraciones que no venían mostrando, la buena noticia es que detrás de los errores aparece la figura de Assmann, que día a día sigue demostrando que está en un gran momento. El “Señor” Rodríguez no desafinó, aunque se nota que todavía le falta para encontrar la comodidad del puesto. En eso mismo anda Mariano Viola que, a pesar de conocer el puesto, le falta un golpe de horno para localizar su mejor rendimiento, algo que le irá dando el trabajo del día a día y la persistencia de los partidos.

Pues bien, ahora falta lo más difícil, encontrar la regularidad que garantice jugar todos los partidos al mismo ritmo, o al menos intentar esa filosofía. Esto sólo se encuentra con trabajo y sacrificio, algo que el Tolo está empezando a imponer. Si todos los jugadores aportan la semilla necesaria, la plantita empezará a crecer. De todos depende seguir por el buen rumbo, que no sea otra película de ciencia ficción.

Lucas Sawczuk

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