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Autocrítica en plena crisis

Este fin de semana, antes de que juegue Independiente me llamó poderosamente la atención la ausencia de autocrítica en algunos de los protagonistas del actual torneo Clausura. Escuché a Angel Cappa y al Mellizo Barros Schelotto diciendo cualquier cosa menos que Estudiantes ganó el clásico con todas la de la ley que fue justo dueño del partido. También a Caranta que cuestionó al árbitro del encuentro (que no dirigió maravillosamente) en lugar de asumir que se adelantó en el penal y que estuvo bien que lo reiteren o que perdieron el clásico del Sur porque jugaron mal y él se comió dos goles. Inclusive escuché a Julio César Falcioni decir que Vélez había llegado sólo dos veces al arco y que hasta ahora no había visto un rival que superara en oportunidades de gol a Boca. Claro, previo a todo esto, la semana anterior había escuchado a Carlos Matheu con menos autocrítica que Chavez en su Gobierno en Venezuela. A raíz de esto, me puse a analizar varios puntos que tenía dormidos, quizás por no asumir la realidad que golpea a Independiente más allá de la urgencia de puntos por el promedio. Luego, el lunes, el partido y los tres goles que sentenciaron una actualidad doméstica realmente preocupante.

Más allá del partido en sí, lo que me preocupa es algo más profundo que un equipo que juegue mal al fútbol o que no obtenga buenos resultados. En el sostén de nuestra mesa hay cuatro patas: la hinchada, el cuerpo técnico, el equipo y los dirigentes. A priori, lo único que funciona es la pata de la gente, por ende, no alcanza. Pero vamos por partes:

1.- La gente: con demasiada paciencia sigue diciendo presente, banca y pese a enojarse por los malos resultados, alienta e inclusive cuando se le va la bronca del momento, renueva las esperanzas. Claro que también están los que analizan un poco más y están preocupados por la actualidad institucional también. Así y todo, piensa en Independiente y sigue bancando.

2.- El cuerpo técnico. Agotado, Antonio Mohamed, que fue jugador y sabe cómo manejar determinadas cuestiones, se encuentra con un plantel limitado y con aires de grandeza. Su decisión de no tener más como prioridad a Andrés Silvera y a Lucas Mareque le significa un problema en el vestuario. La discusión con el capitán, Carlos Matheu, le suma un problema aun mayor. A eso hay que sumarle que el técnico pidió jugadores que nunca le llegaron y el haber realizado alguna que otra queja sutil con declaraciones a la prensa le trajo cierta tensión con los dirigentes o más precisamente con Julio Comparada que por supuesto, no vio con buenos ojos, las ironías del Turco pues dejan expuesta la ausencia de refuerzos y por supuesto, genera problemas. Continuar en la Copa Libertadores seguramente le da al Turco cierta espalda pero: ¿hasta cuándo puede aguantar un equipo sin mucho recambio y con cierto malestar por decisiones que no caen bien al equipo a la hora del armado?

3.- El equipo. Algo de lo que expliqué con el Turco se ve en este punto también. Lo cierto es que el plantel en lugar de asumir sus limitaciones, de hacer una dura autocrítica en cuanto al rendimiento, elije molestarse por decisiones que no les gusta y allí comienzan las idas y vueltas que no le hacen bien a Independiente, por supuesto. No asumen la realidad del promedio, por el contrario, en el Torneo local salen a jugar y pareciera que no hay manera de contagiarlos de las ganas que se impone en la Copa Libertadores.

4.- Los dirigentes. Antes de analizar este punto hay algo que aclarar. El presidente de Independiente es Julio Comparada y está bien. Elegido por la mayoría. Están quienes lo bancan y quienes no y es respetable. Quienes lo quieran seguirán apoyándolo este año, hay elecciones. Quienes no estén de acuerdo con la gestión tendrán la posibilidad de hacerse escuchar. Eso es democracia y hay que aprende a ejercerla. Hecha la aclaración, digo. Independiente tiene un déficit de jugadores hace dos décadas. La parte que le corresponde a la dirigencia actual, claro, debe ser producto de análisis en las reuniones de Comité Ejecutivo.

Recuerdo que cuando se contrató a César Luis Menotti, el actual presidente dijo que el Flaco llegaba porque asumía sus errores a la hora de elegir las contrataciones y además, su sola presencia generaría entusiasmo en jugadores para venir y las giras para recaudar dinero surgirían de inmediato. No hace falta que detalle qué sucedió con el Flaco y que luego de su alejamiento no sólo nadie llegó sino que se siguió contratando jugadores. Yo me pregunto, teniendo en cuenta la calidad de algunas de las contrataciones. ¿Tiene asesor legal Independiente que aconseja a esta Comisión Directiva determinadas contrataciones y luego, arma los contratos? ¿Sirve? ¿El departamento de fútbol de Independiente asume la cadena sucesiva de hechos bochornosos y continúa en su rol o debe definitivamente asumir su ausencia de capacidad y dar un paso al costado? Cabe destacar que de nadie interpreto mala voluntad. Asumo que todos tienen buenas intenciones pero no puedo aceptar que no reconozcan falencias y su incapacidad de resolver determinadas cuestiones y no resuelvan dar un paso al costado. Me cuesta creer que nadie ve lo que está sucediendo y diga: “Muchachos, evidentemente no estoy a la altura de las circunstancias y debo dar un paso al costado para que asuma alguien que esté a la altura de las circunstancias”. No puedo entenderlo.

Otra cosa que me llama la atención y que realmente me cuestiono es. ¿Cómo es posible que Borghi, Falcioni e inclusive Troglio hayan fracasado de la manera que lo hicieron en Independiente y posteriormente hayan sacado campeones a Argentinos, Banfield y Cerro Porteño respectivamente? Claro, muchos podrán decirme: “Pero Borghi fracasó en Boca y mirá cómo le está yendo a Falcioni”. A lo que respondo: nivelemos para arriba y en definitiva Boca tiene los mismos problemas que Independiente. Problemas económicos, problemas dirigenciales y problemas futbolísticos. Boca e Independiente de alguna manera y cada uno con sus diferencias, son un espejo. Por ende, si en los otros equipos lograron el objetivo y en Independiente se fueron por todo lo que ya sabemos. ¿Quién tiene el problema: Independiente o tres entrenadores distintos? Sería de necios no asumir que el problema es Independiente.

La batalla económica es otro punto si se tiene en cuenta, las contrataciones nefastas, el estadio, las deudas y los cheques rebotados. Un solo ejemplo daré de los cheques antes de que salga alguno a desmentírmelo: Lucas Pusineri, tipo que se fue de Independiente por la puerta de atrás y sin chistar, tipo que quiere a Independiente y que la gente adora, recibió ocho cheques por una deuda que se mantiene con él. ¿Resultado? Los ocho cheques fueron rebotados por falta de fondos. Claro, seguramente me dirán que el colegio, que es un club social, que tenis, que la mar en coche. Muchachos, lo que está bien hecho es lo que corresponde y no necesito que me lo repitan constantemente: lo tengo claro y es lo que debe suceder. Lo que me pone los pelos de punta es lo que no está bien, lo que lleva a que Independiente esté cómo está en la tabla de posiciones, en el promedio, en lo institucional.

Si no asumimos algunas de estas cuestiones que señalo y que a mi humilde entender deber ser analizadas y se deben tomar cartas en el asunto, Independiente va a hundirse cada vez más. ¿Si quiero la Copa Libertadores? Siempre quiero lo que es mío pero debo reconocer que apuntar a ella y avanzar, tira la tierra debajo de la alfombra y no permite que se asuman las limitaciones y la triste realidad.

Claro, muchos me dirán: “A estos jugadores les debemos la Sudamericana”. Yo corrijo, estos jugadores le deben su actualidad a la Sudamericana y no vamos a poner a debatir la calidad de los rivales y los arbitrajes que en más de una oportunidad dejaron dudas sobre la honestidad de algunas determinaciones. Se ganó la Copa, es cierto, pero también es cierto que el finalista era un equipo descendido y los “esfuerzos” en los partidos previos a la final fueron válidos pero no por eso dejaban sin exponerse las limitaciones de este plantel que ganó con muchas ganas, con más garra que fútbol y que ahora ellos mismos se enojan o no sacan la misma “garra” para sacar a Independiente de la espantosa zona del “promiedo”, algo impensado para una institución como Independiente pero no por eso deja de ser una realidad.

Ser autocrítico no es pelearse, no es enojarse porque se digan determinadas cosas que no gustan. Ser autocrítico es asumir y actuar en consecuencia. Saber de las limitaciones, aprender de los errores y profundizar sobre los aciertos. De esa manera se sale adelante, de esa manera se crece, se logra ser mejor.

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