Media docena de expulsados desde que llegó Lucas Pusineri. ¡Insoportable!
Desde que llegó Lucas Pusineri, Independiente fue muy irregular en el juego y en los resultados, ganó dos partidos, empató dos y perdió dos. Tuvo actuaciones memorables, como el 5-0 ante Rosario Central, y partidos para el olvido, como la caída en el Clásico de Avellaneda.
Pero hay un ítem en el que el equipo fue constante: las expulsiones. En cinco de los seis partidos, Independiente no pudo terminar con los once jugadores adentro del campo de juego. ¡Increíble! Esto descompone cualquier planificación y desestructura cualquier trámite.
Alexander Barboza vio la roja a los 62′ contra River, por dos faltas. Pablo Pérez le metió un planchazo a Jorman Campuzano en el 0-0 ante Boca y se terminó yendo del club. Cecilio Domínguez y Lucas Romero fueron expulsados en el Cilindro por entrar tontamente en peleas innecesarias.
Ya contra Fortaleza, Juan Sánchez Miño tropezó con la misma piedra y luego de una amonestación por una falta evitable, se peleó adentro del área y en las narices del árbitro. Por último, otra expulsión infantil y pasional: Leandro Fernández metió un golazo y se sacó la camiseta para festejar, sin recordar que dos minutos antes le habían mostrado la amarilla. ¡Insólito!
Luego del encuentro de la Copa Sudamericana, el DT había dicho: “Hay cinco expulsados en cinco partidos, ese es el análisis terminante. Hablaremos puertas adentro, pero es un aspecto a corregir en el plano emocional que nos compete. Trataremos de corregirlo”. Preocupa.