No me pone contenta que Claudio Borghi haya renunciado. No me gusta que no se cumplan los contratos pero menos me gusta que no se respeten los tiempos de los procesos. Hay una realidad, si los técnicos –en algunos casos los dirigentes- no van a respetar lo que firman y no van a asumir con responsabilidad los proyectos, no entiendo por qué firman contratos por un año, por dos o por tres. Sería mejor que no firmen nada y que vayan viendo “qué onda” fecha tras fecha.
¿Por qué digo esto? Porque no entiendo los tiempos del fútbol de hoy. Cuando a un equipo lo invade la crisis, hay que darle tiempo para salir adelante. No conozco una sola crisis, en ningún aspecto de la vida, que no precise tiempo para salir adelante.
Otro punto que noté y que realmente me duele son las “ganas” de muchos de que esto sucediera. Encontré gente contenta por tener “la razón” con la partida de Claudio Borghi y yo me pregunto. ¿Hay gente que se pone contenta porque le vaya mal a Independiente? Y ojo que esto lo pensé con entrenadores que no me gustaban también. Siempre, absolutamente siempre, quise que a quién le toque dirigir mi equipo, le vaya bien, más allá de que no me guste, o sí, su estilo, su idea o lo que vaya uno a saber puede surgir en cuestión de gustos. Confié en el discurso de Borghi, lo creí capaz. Pero si él no confiaba en él, es complicado. Confié en su capacidad pero detesté las “estrategias” de cambios que utilizaba. De todas formas, lo respeté, él es quién sabe o al menos estaba para eso. No entendí muchos cambios pero apoyé siempre con aplausos. Intenté, desde mi humilde lugar, de dar optimismo y confianza. No me gustó jugar con línea de dos en la defensa por ejemplo. Porque jugamos con línea de dos con Gioda y Rodríguez cómo últimos hombres. Eso sucedió en el nefasto partido contra Gimnasia y Esgrima La Plata. Me llamó la atención la rotación de puestos y el desconcierto que claramente le dejaba hasta los mismos jugadores porque yo me pregunto, desde mi humilde lugar: ¿Si decidió poner a Matheu de 8, no hubiera sido inteligente probarlo en una práctica de 11 en la semana? Al menos para ver si entendía de qué se trataba.
Otra cosa que no entendí, pero insisto, siempre respeté porque era el estilo de trabajo de quién estaba para dirigir a Independiente, fue cuando suicidaba a los jugadores con otros puestos, algo que inclusive iba contra su discurso: Mariano Herrón se ganó insultos de la gente pero no por su culpa sino por la del hombre que lo pone en un puesto en el que no puede jugar cómo sucedió con el pobre Pipa Higuaín, que nunca supo de qué jugaba pero entraba al campo de juego.
A ver, ¿qué quiero decir con esto? Comprendí y compartí el discurso del entrenador pero creo que jamás fue coherente con lo plasmado en el campo de juego. Fue algo loco porque siempre creí en su capacidad pero no pude verla, lamentablemente, plasmada en un campo de juego. Nunca jugamos con la misma formación y eso obvio, también influye.
Capítulo aparte los jugadores. Comprendo que pueden estar o no de acuerdo con lo que un entrenador plantea. De hecho es muy fácil ponerse a opinar sin formar parte del grupo y sin saber detalles o pormenores. Pero, está claro que Independiente tiene buenas individualidades. Cada uno de los jugadores, saben jugar. Algunos con más categoría que otros pero en líneas generales, en el uno a uno, todos tiene algo para destacar. No puede ser que no hayan logrado ensamblar como equipo. Me cuesta creer que un entrenador no tenga la capacidad de hacer que esas individualidades sean un mismo equipo. ¿Los jugadores influyen? Obvio. ¿Si no entienden el discurso se refleja en un campo de juego? Sí, como influye que sí lo entiendan pero no lo compartan. ¿Los jugadores pueden provocar premeditadamente la salida de un entrenador? Sí, premeditada y no premeditadamente, lo pueden hacer. Puede que no les guste el estilo, el discurso, el trato… lo que sea. No siento que hayan ido a menos, lo que sí siento, que jamás se sintieron identificados con una sola palabra de Claudio Borghi. El Bichi tuvo la cabeza en Chile con su familia mientras los jugadores se fotocopiaban los manuales de cómo entenderlo. Te podes cansar de eso y es lógico.
En fin, no estoy para juzgar sino para darme cuenta que muchas veces hay gente que no quiere, quizás inconscientemente, que todo salga bien. Quieren tener razón y si el tener razón significa que un entrenador se vaya, lo destacan felices sin darse cuenta que tener la razón a veces es el mal de nuestro equipo. Me apena la partida de Borghi porque me hubiera gustado que las cosas se hubieran dado de otra manera. Me apena que un nuevo entrenador caiga en la picadora de carne y se vaya sin lograr revertir la mala, porque la mala se puede revertir, sólo es cuestión de proponérselo, algo que ni Borghi ni los jugadores parecen haber tenido como intención.
Ahora llega mi adorado Pepé, al que quiero que todo lo salga bien porque es un excelente tipo que AMA a Independiente y que deja todo por nosotros. Renunció al sueño de Selección por Independiente. Deja su vida por este club. Llega no como interino sino como él se merece: como único y verídico entrenador. Contrato por un año y a respetarlo. No esperemos que de la noche a la mañana salgamos de la derrota y ganemos todo. Seamos pacientes, dejemoslo trabajar. Pepé se lo merece. No hay excusas jugadores: a dejar la vida por Independiente y por Pepé, que es un grande con todas las letras, que se merece ser campeón.
Por Débora D´Amato para InfiernoRojo.com
