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Con autocrítica se aprende y se crece

En la previa del partido contra Argentinos Juniors, Antonio Mohamed reconocía que el regreso de Tuzzio y Fredes le permitía armar el equipo con los once ideales. Había expectativa claro. Argentinos no contó con Mercier (lesionado), Basualdo y Escudero (ambos suspendidos), quienes tienen su lugar de privilegio a la hora del armado de equipo para Troglio. Ambos conjuntos, con la mente en la Copa Libertadores, quisieron demostrar interés por el torneo local y por eso salieron con “lo mejor”. No se notó.

Es cierto, y no es pretexto, que es una cancha de dimensiones pequeñas y compleja a la hora de recorrerla. Lo es para todos los que visitan al Bicho e Independiente no fue ajeno a esa condición. De hecho, se sufrió en la era Gallego en aquel partido que increíblemente se perdió cuando los de la Paternal lograron el título y también en la Sudamericana. El esperado regreso de Fredes, superponiéndose con la ubicación de Maty Defederico, no permitió esa “creación” en la mitad del campo de juego, por ende, la escasez de llegadas al arco contrario fue notoria.

Troglio paró un mediocampo pensando en Battión y compañía: Prósperi para la recuperación, Pablo Hernández acompañándolo para controlar el balón y Bogado y Oberman para crear juego. De esa manera Argentinos fue mínimamente un poco más que Independiente. Sólo un poquito ya que Hilario, lo poco que llegaron, lo tapó.

Un partido muy físico, sin llegada al arco contrario y con poca participación de Silvera, quién llamativamente no está colaborando ni en un area ni en la otra, escasa llegada de Parra que insiste con su sacrificio pero no le alcanza para meterla y con una defensa que fue firme pero dispar pues a la solidez y grandeza de Tuzzio, a la garra y creación del Avispa Velázquez se le suman las imprecisiones de Matheu quien no está pasando por su mejor momento y complica más de una vez a sus compañeros.

El resultado de igualdad sin goles suma un punto e Independiente sigue apretado en el promedio, con 11 partidos sin ganar y con la Copa Libertadores como sueño inmediato.

Se vienen partidos importantes para sumar puntos y permitir cierta tranquilidad en el torneo local y para avanzar en el romance de la Copa Libertadores.

Fuera del campo de juego, a la hora de las declaraciones, me sorprendió cierta ausencia de autocritica. Lo digo con respeto y sin ánimo de herir suseptibilidades, pues la idea es sumar y que cada uno que tenga la oportunidad de ser titular lo haga en su mayor plenitud. No se trata de poner en el paredón de fusilamiento a nadie, acá todos tiramos para el mismo lado y queremos lo mejor para nuestro amado Independiente. Con autocrítica se aprende, se mejora, se crece, se madura y en este momento se debe hacer una mirada profunda de los hechos para salir adelante y obtener los objetivos propuestos.

No hay lesiones, hay mucho trabajo en la semana (y eso es bueno), hay unión de grupo y sueños compartidos. Se puede, depende de nosotros y para eso hay que trabajar duro. Ahora a pensar en Peñarol y en River. Se hace difícil hacerle caso al Turco cuando dice que hay que pensar partido por partido. Peñarol y River tiene la misma importancia cada uno en su torneo. Semana compleja que se deberá analizar rápidamente porque en esta época no hay tiempo de pensar en un partido, que ya está el otro encima.

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