A la larga quedó en evidencia que la salida de Emmanuel Gigliotti y el no haber incorporado un centrodelantero es algo que Independiente está pagando.
Independiente salió a jugar un Clásico de Avellaneda sin un centrodelantero. Y si bien está claro que lo pierde por errores infantiles propios, ya desde el vamos es una situación caótica que pudo haberse previsto.
De la salida de Emmanuel Gigliotti ya se habló bastante, pero todas sus consecuencias son evidentes y hacen mella en el rendimiento del equipo y en su efectividad. Y no hay mucho más para agregar sobre esa situación que señalar a todos como responsables: al propio Gigliotti que acercó 5 ofertas para irse a ser suplente en el Toluca con un contrato casi al doble que el que tenía en el Club, al técnico que decidió prescindir de él y a los dirigentes que no hicieron nada por retener al entonces goleador de la Superliga.
Es un tema que quedó vetusto, pero que todavía tiene implicaciones reales en la actualidad. Ante la lesión de Silvio Romero – un jugador que está muy en el debe desde su llegada, atendiendo lo que salió su ficha – Ariel Holan debió salir a la cancha a jugar un Clásico sin un 9 de área. No conforme, tampoco llevó al banco a Mauro Molina que ante San Martín de San Juan fue titular ¿En qué terminó todo? Además de la derrota, en la necesidad de poner los últimos minutos a Nicolás Figal de centrodelantero. Un total despropósito.
A falta de 5 jornadas para terminar la Superliga, el torneo de Independiente es un espanto y mucho tienen que ver estas decisiones. No solo está muy lejos de entrar a la Copa Libertadores sino que esta misma fecha podría quedar afuera incluso de la Copa Sudamericana 2020. Eso ya no sería un pésimo torneo sino un fracaso estrepitoso. Aún hay tiempo para cambiar, pero hay que dejar de mirar a un costado y atender los propios errores.
