El ciclo de Daniel Garnero está a punto de finalizar de manera prematura y, para muchos, era algo que se veía venir desde antes del inicio de la temporada. Si bien es muy fácil hacer leña del árbol caído, hace tiempo que se señala desde estas líneas que las decisiones tomadas por los cráneos dirigenciales eran, cuanto menos, arriesgadas. Y así nos fue…
Después de mucho tiempo de un andar errante, el Rojo retomó el protagonismo de antaño en la temporada pasada y, además de conseguir varios clásicos y ser el único grande que logró clasificarse a la Copa Sudamericana, se ganó el respeto del resto. Sí, es cierto, perdió dos campeonatos en la recta final, pero para perderlos primero hay que pelearlos.
Después de mucho tiempo, hubo un largo receso por la disputa del Mundial e Independiente lo aprovechó, pero para desarmar todo lo bien que había hecho: chau DT, chau Ignacio Piatti, Walter Acevedo, Leonel Núñez, Darío Gandín y hola a los refuerzos (no todos) de medio pelo para abajo. Encima, ni siquiera aprovecharon los dos largos meses para ensamblar las piezas y se jugaron apenas dos amistosos.
La decisión de cambiar a un tipo ganador como el Tolo para poner en el timón a un inexperimentado como Garnero fue desacertada. Gallego nunca debió haberse ido, pero si no gustaban ciertas cosas de su personalidad, debieron buscar entonces un reemplazante de un perfil más alto, no a alguien con tan poca espalda como el Dany, quien como jugador siempre será ídolo, pero como DT… Claro, hubiese sido difícil de ver que a Américo lo arreglen con Cabreras y Pelleranos.
O sea, la gran culpa es de los dirigentes, con Julio Comparada a la cabeza, y de César Luis Menotti, el padre de la criatura, quien “sugirió” la partida de Gallego y “recomendó” a Garnero, el Pep Guardiola de Avellaneda. Es innegable que Garnero no tiene la muñeca para comandar este barco. ¿Acaso All Boys, Arsenal o el propio San Lorenzo, líder del certamen, tienen más plantel que el Rojo? Por lo pronto, sí muchos más puntos.
Lamentablemente, el gran proyecto de Menotti se fue al tacho en pocos meses y ahora nuevamente, como sucedió en varias oportunidades en los últimos 20 años, hay que comenzar de cero. ¿Fernando Gamboa, Antonio Mohamed? Con el respeto que se merecen, son más de lo mismo para este Rojo mediocre. Se necesita una figura fuerte para revertir este presente caótico.
Hoy Independiente está en la nebulosa. No se sabe quiénes se van, quiénes podrían venir… si hasta se dice que el oficialismo quiere ofrecerle manejar el fútbol a Noray Nakis. El desconcierto es total y el Rojo se sigue desangrando, cuando parecía que por fin lo habían sacado de terapía intensiva. En el medio, nosotros, los hinchas, que sufrimos en el alma cada golpe que nos asestan. Ojalá pronto pasen estos nubarrones…
