El escandaloso affaire de la convocatoria de Ezequiel Barco a la Selección Juvenil ha escrito ya su últtimo capitulo y el juvenil podrá estar en el próximo Clásico de Avellaneda.
En medio de un escándalo fogoneado por los medios, Ezequiel Barco no viajará al Mundial Sub20 y se quedará en Independiente. Ahora bien ¿Quiénes están pensando en el bienestar de nuestra única joya? ¿Acaso está dirigencia se tomó 10 minutos para razonar el daño enorme al que están sometiendo al chico? Veamos.
El tironeo empezó cuando el Club, desde el silencio, instaló que el responsable de la decisión fue el propio jugador. Tuvo que ser el padre de Barco el que tomó la voz cantante y se encargó de poner las cosas en su lugar. “Fue una decisión de los dirigentes”, aseguró. El propio entrenador, que nada tenía que ver en la decisión, también lo manifestó sin ningún tapujo. “Fue una decisión institucional”, aseguró Ariel Holan en la conferencia de esta semana.
El presidente Hugo Moyano, en un último intento por tirarle el muerto a alguien, aseguró que fue el propio Claudio Úbeda el que desistió de su convocatoria. El impresentable entrenador de la Sub 20 negó, en menos de una hora, los dichos del Camionero.
La dirigencia, que se arroga los méritos de poner al jugador en primera – lo trajo Jorge Griffa, al que luego echaron para contratar al ahora coordinador de las inferiores de Boca y lo subió Gabriel Milito – debiera tener la inteligencia de no esconderse como colegialas detrás de la camiseta de Barco. Hoy es, aún con mucho por recorrer, la joya del Club. Háganse cargo, tomen la responsabilidad de la decisión que les compete, y cuídenlo como se merece. Que jugadores así no aparecen a cada rato.
