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Daños laterales

La llegada de Jorge Almirón acarreó nuevos interrogantes en el planteo y en el esquema planificado para el actual plantel de Independiente.

Sólo dos o tres jugadores tiene el lugar asegurado y la rotación es constante, siempre en busca de un mejor rendimiento colectivo, por sobre las individualidades. En su exploración, el director técnico no ha encontrado dueños para los puestos de “laterales-volantes”, que tan importantes son para la táctica que ya consiguió 15 puntos. 

Por bajos rendimientos, por no sentir el puesto, por inexperiencia o por no tener el nivel para vestir la roja, ningún futbolista logró hacerse cargo definitivamente de las zonas laterales. Debiendo cumplir la función de marca, ataque y salida, seis jugadores han sido probados pero sin éxito continuo, dentro de un esquema que los considera vitales.

En la primera fecha del actual campeonato, Almirón probó con Alexis Zárate por la derecha  y con Lucas Villalba por izquierda, para enfrentar a Atl. Rafaela. Dupla repetida contra Belgrano por Copa Argentina, pero con un esquema táctico diferente. En este caso, Zárate comenzó con errores en la marca y en la entrega, además dejando espacios libres cuando subía. Si bien levantó el nivel, fue modificado y en su lugar ingresó Rafael Barrios, que cumplió muy bien, pero con el resultado ya decretado. Por el lado de Villalba, alternó buenas y malas, mejor en ataque que en defensa.

Ya en el encuentro contra Estudiantes de La Plata, el técnico decidió cederle el lateral derecho a Rodrigo Gómez y mantener a Villalba, quien repitió el nivel anterior y posteriormente fue sustituido por Penco. Al Droopy se lo vio indeciso, con ganas de desnivelar en ataque, enganchando hacia el centro y sin oficio para defender o desbordar.

Esta dupla volvió a repetirse contra Vélez, pero ninguno de los dos mejoró, por el contrario, quizás haya sido el peor partido para ambos, como para el resto del equipo. Sin marca, sin vuelta ni relevos, sin ataques ni desbordes, sin centros al área, ni Gómez ni Villalba aprovecharon una nueva oportunidad.

Es por esto que ya en el cuarto partido, en Bahía Blanca, Gómez se mantuvo y se concretó el re-debut de Sergio Escudero en Independiente. Ocupó el lateral izquierdo y se encargó más de pegar que de jugar, más de correr de atrás que de anticipar. No cumplió y estuvo dos veces al borde de la expulsión. Los dos futbolistas fueron reemplazados para dar vuelta el resultado, que luego se concretó.

En el clásico de Avellaneda, Almirón insistió con el tándem Gómez-Escudero, pero tampoco encontraron el nivel que justifique su titularidad. El experimentado defensor se lesionó de manera insólita en el primer tiempo y tuvo que salir, mientras que Droopy volvió a mostrar una actuación magra, sin sentir el puesto.

Por el traumatismo de Escudero, Lucas Villalba retornó al 11 titular, para disputar los últimos dos partidos, contra Banfield y contra Quilmes. Nuevamente se lo vio perdido entre tantas necesidades que se le requieren, sin poder llevar a cabo ninguna. Rodrigo Gómez jugó contra el Taladro, pero otra vez fue el primer cambio, cuando el equipo necesitó más dinámica ofensiva. Ya contra Quilmes fue el momento de Gabriel Vallés, que como nos tiene acostumbrados, no mostró nada bueno como para adueñarse de ese lateral.

El entrenador buscó variantes, dio posibilidades y experimentó. Pero la responsabilidad con la pelota en los pies y dentro del campo de juego, la tienen los jugadores.

Dos puestos, muchos nombres, ninguna certeza. Se han traído jugadores, se ha buscado en la cantera, se ha improvisado. ¿Acaso no hay futbolistas de Independiente aptos para suplir estas carencias?, ¿es un problema del club o de todo el fútbol argentino? El equipo gana y gana, pero estos son los exhibidos “daños laterales”.

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