El mediocampista Jesús Méndez demostró contra Olimpo de Bahía Blanca, que cuando quiere, puede. Desde que comenzó el partido, comprendió que si el fútbol de Independiente no pasaba por su filtro, entonces no estaba purificado ni ordenado. Además asistió de gran forma a José Valencia para comenzar la victoria.
Cuando un futbolista técnico y pensante como Méndez consuma rendimientos como el que tuvo frente a los bahienses, nace el cuestionamiento de porqué no puede jugar así todos los partidos. Si no fuera tan irregular, seguramente Independiente tendría muchos más puntos porque sería dominador claro de más encuentros. Es que el ex Boca y River fue la manija del equipo del primero al último minuto, y manejó los hilos de un plantel necesitado de tres puntos.
Realizó 65 pases, de los cuales 54 fueron correctos (83%) y sumó una asistencia clave para que se abra el marcador. Lamentablemente la única falta que realizó le valió una tarjeta amarilla que lo deja afuera del próximo partido, interrumpiendo esa ansiada regularidad que se le solicita. Además Méndez remató una vez al arco y recuperó la pelota en dos oportunidades.
En sus pies nacieron dos de los tres goles del Rojo y siempre se mostró para recibir el primer pase de los defensores en la salida por abajo. Se juntó bien con Matías Pisano, buscó a Martín Benítez, se complementó con Julián Vitale e hizo mejor dupla con Claudio Aquino para definir el partido.
Sin dudas que si el jugador proveniente de Rosario Central mantuviera este nivel y lo demostrara frente a rivales de mayor jerarquía, su pasar por Independiente sería mucho más beneficioso para él y para el club. Tiene cualidades y calidad para que así sea. Si sigue en diciembre es una incógnita, mientras tanto le quedan seis meses para que continúe siendo el eje en cada cotejo, de principio a fin.
