El desarrollo del trámite, a los 30 minutos de juego, era parejo. Independiente dominaba pero no generaba peligro, hasta que apareció, nuevamente, Mingo, Domingo Blanco.
Era un partido de ambos equipos con muchas limitaciones futbolísticas. Lógicamente, Independiente manejaba la pelota y los hilos del partido, pero le costaba transformar y concretar ese dominio en jugadas de peligro en sí. Los paraguayos aguantaban como podían.
A los 29 minutos de juego, la calzó Mingo Blanco en la puerta del área, levantó la cabeza, le pegó y la pelota dio en el travesaño, con volada del arquero que la hizo más espectacular. Es más, el arquero la rozó para evitar lo que era el 1 a 0 para el Rojo.