El equipo de Stillitano perdió con Platense por errores individuales, pero también fallas colectivas tanto en defensa como en la producción ofensiva. Independiente está en construcción y deberá ir corrigiendo sobre la marcha.
Independiente se dio un fuerte golpe en su regreso al LdA-Ricardo Enrique Bochini tras más de cien días porque falló en las dos áreas, ahí en donde los errores quedan más expuestos y se traducen en goles en contra o bien en falta de poder de fuego. Hubo equivocaciones puntuales, pero también falencias colectivas que terminaron en un 1-2 inesperado ante un Platense práctico y resolutivo.
Todo lo que hizo el Calamar fue lo que le faltó al Rojo de Leandro Stillitano que está en plena construcción. Le llegaron poco y lo lastimaron mucho a Independiente en su área. El visitante apenas pisó la zona de Rodrigo Rey un puñadito de veces y le convirtió dos tantos por desconcentraciones defensivas.
En el primero, un pase filtrado de Taborda hacia Castro culminó adentro del arco. Mulet reaccionó tarde para encimar a Taborda, Elizalde descuidó su espalda y Barreto estaba lejos por eso llega a destiempo. Una defensa abierta que quedó desarticulada con un pase.
En el segundo, un desborde por la derecha, otra vez la claridad de Taborda y un pase al medio con libertad para que Servetto dejara en ridículo a Barreto y al arquero con un taco. El gesto técnico del jugador marrón desnudó la liviandad de la marca del defensor (raro en él) y la poca reacción de Rey que, es cierto, estaba tapado por su compañero.
Así, con poquito, Platense sacó una ventaja de dos tantos en un partido en el que el dominio de la pelota estuvo siempre del lado rojo de la cancha. Independiente tuvo el poder del balón, porque Platense se lo regaló, pero nunca supo qué hacer con él.
Y aquí es cuando entramos en las fallas en el área rival. Más allá de la posesión, el dueño de casa no pudo entrar con real peligro nunca. Un tiro libre de Juanito Cazares que dio en el palo y casi se le mete en contra al arquero fue la más clara. De hecho, el descuento llegó a través de un penal que marcó Cauteruccio.
De juego, no mucho. Las buenas intenciones están. Se ve que los jugadores intentan hacer lo trabajado por el entrenador en la semana. Pero todavía se le notan los desperfectos de algo que no está terminado. El equipo se está haciendo al andar y necesitará tiempo (llegaron 11 refuerzos).
¿Qué se vio el domingo? Faltó una marcha más, al menos. El Rojo jugó en cámara lenta, con un Cazares con buen pie pero son falta de cambio de ritmo, algo que tiene Toto Pozzo aunque esta vez no gravitó por su costado derecho. Tampoco tuvo mucha compañía ya que no contó con un socio en ese lado ante la no proyección del lateral diestro, Javier Baez.
Por el otro sector, el izquierdo, Márquez tuvo mayor protagonismo, pero toda su calidad queda trunca al momento de la terminación de las jugadas. Se celebra su ímpetu y su valentía por encarar siempre. Ahora debe aprender a darle un mejor final a sus maniobras para traducir en peligro las llegadas ya sea con una asistencia o un tiro al arco.
De lo mejorcito fue el ingresado Kevin López. Ya en lo amistoso de verano se vio que perfila siempre hacia adelante y busca el pase filtrado. Independiente necesita a un jugador como él en la cancha. Eso sí, tendrá que tener con quién asociarse para entablar un diálogo futbolístico productivo para la elaboración en el medio.
En resumen, Independiente tuvo la pelota, pero llegó hasta el borde del área de enfrente y ahí se le cayeron todas las ideas por el piso. Sin dudas fue un paso atrás respecto a lo hecho en Córdoba en la primera fecha. Estos vaivenes pueden aparecer en un equipo que se está armando, pero habrá que tratar de reducirlos para encontrar regularidad.
