A Independiente le duró poco la osadía de ir por los tres frentes en el semestre. Luego de sucumbir en Copa Sudamericana, ahora se suma la Copa Argentina. ¿Hasta cuándo?
Independiente arrancaba el semestre el 15 de julio, cuando hacía su presentación por los Octavos de Final de la Copa Sudamericana. La llegada hasta allí no fue simple, con un mercado de pases que estuvo convulsionado y no precisamente por la búsqueda de refuerzos, sino una carrera a contra reloj para levantar las inhibiciones que presentaba el club. Eso sí, con la premisa de pelear los tres frentes: Copa Sudamericana, Copa Argentina y Torneo local.
Sacando la llegada de Joaquín Laso al club, el cual firmó tras romper su contrato con Rosario Central, el DT no tuvo refuerzos. Dicho sea de paso, el defensor recibió su habilitación tras siete partidos sin poder jugar, esta no llegó por levantar las inhibiciones, sino que por un recurso de amparo que se le otorgó.
Todos estos detalles que vienen de arrastre hace varios años, solo demuestran la acefalia en la que circula Independiente hace décadas. Con dirigentes que no están presentes o que tienen intermitencias en cuanto a su participación activa con el club, dando como resultado un descalabro económico que a día de hoy le explota en la mano a un plantel y cuerpo técnico que, si bien son responsables, son los que menos tienen que ver.
Lamentablemente lo institucional va de la mano de lo deportivo, con un equipo que no puede demostrar su buen juego y la impronta del Rey de Copas, al igual que la dirigencia, que al igual que otras que hubo en los últimos años no se condicen con los gallegos amarretes que no te soltaban un mango.
Hoy, 117 años después, pedimos que nos devuelvan Independiente, el club que soñaron un grupo de jóvenes y a base de compromiso y gestión se volvió el más grande.
