El Independiente de Cristian volvió al triunfo. Fue 2 a 0 frente a Belgrano y otra vez mojó el Tecla Farias. El segundo lo hizo el pibe Monserrat. El Rojo levantó en actitud y juego y se va poniendo al día con los puntos perdidos al inicio del torneo. A seguir con la racha.
Lo dijo Cristian Díaz y no le faltó razón. Este partido era más importante que el del fin de semana pasado. Porque había que confirmar que el triunfo ante Boca no fue un espejismo. Porque el Rojo jugaba de local, ante su gente, y tenía que seguir sumando puntos. Y se logró.
El primer tiempo del equipo de Cristian Díaz fue pura actitud. Y solo eso. Belgrano, bien cerrado en defensa, cortó toda posibilidad de engranaje futbolístico en el mediocampo Rojo. El planteo inicial, con Walter Busse y Patricio Rodríguez como extremos, parecía no funcionar y Ernesto Farías, fundamental en el triunfo ante Boca, quedaba muy lejos del circuito de juego.
Apenas si pudo acercarse al arco de Juan Carlos Olave con algunas pelotas detenidas que, intrascendentemente, se perdieron por línea de fondo. El Pirata, por su parte, ordenado en defensa, buscaba tener algún contragolpe para aprovechar la velocidad de Marco Pérez. Incluso tuvo una el colombiano que, rememorando sus rendimientos en el Libertadores de América, la colgó en la tribuna Sur.
Para el segundo tiempo, el entrenador decidió cambiar de nombres y de esquema. A la cancha mandó a Patricio Vidal, en lugar de Busse, y a Leonel Galeano por Gabriel Milito. Con el ingreso de Vidal reacomodó el ataque. El mariscal, que ante Boca jugó infiltrado, quiso seguir pero decidieron preservarlo.
A partir de esas modificaciones, empezó a verse la mejor faceta de Independiente. La aparición de Vidal, chocando y molestando a los centrales cordobeses, le facilitó la tarea a Farías. En la mitad del campo, todas las pelotas pasaban por Hernán Fredes que, mucho más acomodado, empezó a hacerse dueño de la cancha y a organizar todos los ataques.
Sin embargo hubo que esperar hasta los 30 minutos para la primera alegría. Otra vez de una pelota detenida y una gran ejecución de Osmar Ferreyra, llegó un centro para que Farías, anticipándose a todos, metiera el cabezazo que dejó inmóvil a Olave y desató el festejo en el Libertadores. A partir de allí, todo se hizo más fácil para Independiente.
Belgrano sintió el golpe y no pudo reaccionar. Diez minutos más tarde, una gran jugada individual de Vidal por izquierda, terminó en un centro que peinó Farías, otra vez bien ubicado para ganarle a los centrales, y dejó solo a Fabián Monserrat que, por derecha, solo tuvo que empujarla para decretar el 2 a0 final. Primer gol en primera para el pibe y segundo triunfo consecutivo para el Rojo.
Luego de cuatro derrotas consecutivas, estos dos triunfos al hilo son una bocanada de aire fresco para un equipo que, de a poco, muestra intenciones de salir del fondo de la tabla. Ahora se viene otro partido complicado ante Colón, que tampoco llega bien, en Santa Fe. Y allá irá Independiente, buscando una nueva victoria, porque, como bien dice el dicho, no hay dos sin tres.
