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Zielinski recupera un nombre: ¿Modifica el once?

Efecto Maratea: el plantel empezó a recaudar puntos

Zielinski recupera un nombre: ¿Modifica el once?

El impulso por la colecta que unió a todo Independiente, sumado al trabajo del Ruso Zielinski que empieza a darle orden y algo de intensidad al equipo, le cambiaron la cara a un Rojo que volvió a ganar después de mucho tiempo.

Se analizará, desde ya, el juego en sí. La táctica, los rendimientos individuales y todo lo que tenga que ver con lo estrictamente futbolístico. Pero no puede sacársele el contexto al partido que jugó y ganó -al fin- Independiente ante Belgrano en la fría y lluviosa tarde-noche del domingo. El efecto Maratea llegó hasta el césped del Libertadores de América-Ricardo Enrique Bochini. La ola esperanzadora que desató el inicio de la colecta para ayudar económicamente al club inundó al plantel, que salió al campo con otro semblante. Y ganó merecidamente de principio a fin para cortar con la sequía de victorias que lo había hundido hasta casi el último lugar de la tabla.

El fútbol se juega con los pies y con la cabeza. Si sabrá este Independiente cuánto influye el factor anímico a la hora de la acción. El equipo venía sin brújula, pululando de técnico en técnico (Falcioni, Stillitano, Monzón…), deambulando sin una idea ni un orden sobre el pasto, deprimido ante la falta de buenos resultados.

Pero algo cambió en los últimos días por el lado rojo de Avellaneda. Y el contagio vino de afuera hacia adentro. Tras la durísima derrota con River en el Monumental, lógica pero dolorosa por la forma, el ánimo había caído nuevamente. Sin embargo, la energía comenzó a cambiar cuando se lanzó la colecta que ya acumula casi 600 millones de pesos recaudados en apenas cinco días. La atmósfera del club, que era bastante espesa, cambió.

La unión de los ex jugadores, el aporte masivo de los hinchas, las historias de gente sacando de hasta donde no tiene para poner su colaboración… Todo ese combo positivo dentro de una realidad negra (no hay que olvidarlo) provocó al parecer un click en cada componente del mundo rojo. “A Independiente lo salvamos entre todos”, se repite una y otra vez. Y ese entre todos, claro, incluye al plantel que debe hacer lo suyo en la cancha.

Y así lo hicieron desde la impronta inicial, marcando una clara postura protagónica en el primer tiempo. De ningún modo se le baja el precio al mérito de Ricardo Zielinski, desde ya. Si bien el empujón anímico es vital y necesario para salir de este tipo de pozos profundos, no existen soluciones mágicas.

El Ruso entendió que el esquema de cinco defensores y cuatro volantes implementado en Núñez no funcionó y no podía repetirse en casa. Por eso, retomó el camino de luz que había encontrado en el clásico de Avellaneda. El 4-4-2 parece ser, al menos por ahora, el esquema que mejor y más cómodo le cuaja a este plantel que necesita sentirse seguro.

A Independiente no le hicieron goles, algo que no pasaba desde hacía cuatro fechas. Y tampoco le generaron situaciones claras dentro de su área. El DT debió rearmar la defensa y acertó con la apuesta de Baltasar Barcia como lateral derecho. El uruguayo ya lo había hecho para cubrir el lugar durante un partido, pero no desde el arranque. No pareció incomodarle el puesto; al contrario, se lo vio firme, con buenas decisiones. Y de entrada nomás probó al arco.

El gol tempranero le dio mayor tranquilidad. Pero luego había que sostenerlo ante un Belgrano que venía de cinco triunfos en fila y tenía delanteros afilados. Vegetti no pudo gravitar y eso fue mérito de los centrales rojos, siempre concentrados.

Independiente ganó 2-0 por dos goles de penal bien sancionados (dos manos), pero pudo haber hecho algunos más porque generó chances de gol. Zielinski comprendió que debía apostar al contraataque con el resultado ya a favor. Cedió pelota y terreno al rival, pero el control siempre fue del Diablo. Dejó adelantarse al Pirata y le sacó jugo a los espacios que dejaba en su defensa jugada.

Cuero y Cazares fueron importantes en ese sentido, aunque no tomaron buenas decisiones finales. Lo mismo pasó con Giménez. Muchas ganas -se celebran-, pero poca frialdad para el último pase. Igual ocurrió con los ingresos de Vallejo y de Braian Martínez. Así y todo, el local hizo figura al arquero Losada, que debió evitar varios goles.

Algo cambió. Y fue para mejor. Por Maratea. Por el impulso de la gente. Por la mano del Ruso. Por todo junto. Algo cambió en Independiente y el equipo deberá aprovecharlo para empezar a recaudar los puntos que le hacen falta para volver a recuperar la tranquilidad.

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