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El ciclo de Falcioni: hizo lo que pudo, pero pudo hacer más

El Emperador tuvo que arreglársela con un platel diezmado por las partidas y casi sin refuerzos. Trató de competir, promovió pibes y levantó algunos niveles individuales. Pero dejó el protagonismo en el debe, erró en planteos y cambios y no llegó al objetivo de la Libertadores.

 

-No le dio la nafta: El equipo arrancó con buenas presentaciones. Hubo un cambio de idea entre el primer y el segundo semestre de 2021. En la primera mitad, Falcioni apostó mayormente por el esquema con cinco defensores y en un principio le dio resultados positivos, aunque luego se fue diluyendo. Le alcanzó para llegar hasta una impensada semifinal de la Copa de la Liga. Tras el receso, el DT apostó por variar la táctica y fluctuar entre el 4-3-3 y el 4-2-3-1, menos en Córdoba que volvió al 5-2-3. Y también tuvo un comienzo que ilusionó a los hinchas. Sin embargo, se fue desinflando con el correr de los partidos y de las bajas. El contexto fue totalmente adverso para Falcioni y el equipo ya que tuvo pérdidas importantes por ventas, como la de Jonathan Menendez y Sebastián Palacios, entre otros. Se las arregló con lo que tuvo a mano el entrenador. Mantener la intensidad le fue imposible, mucho más en la triple competencia, con un plantel diezmado. Quedó afuera rápidamente de las Copas. Solamente con el torneo local por delante, parecía que se convertiría en el gran candidato. No obstante, se pinchó en el camino y entró en una irregularidad alarmante. Fue un equipo ciclotímico, capaz de sacarle puntos a los más complicados y perder ante los últimos de la tabla. Hubo planteos errados, cambios que demoraron más de la cuenta y la gran cantidad de lesionados musculares fueron otro escollo grande. El emperador hizo lo que pudo, es cierto, pero pudo hacer bastante más también.

 

-Trató de competir pero no alcanzó los objetivos: Buscó ser competitivo, Independiente. Con las herramientas precarias con las que contó, sobre todo en el último semestre, intentó dar pelea. A veces con aciertos y muchas veces con falencias propias que le facilitaron triunfos a los rivales. Se metió entre los cuatro mejores de la Copa de la Liga que terminó ganando Colón, equipo que lo eliminó. Ganó un clásico y perdió otro. La Copa Argentina fue una gran frustración ya que quedó afuera en 32avos de final. Y en la Sudamericana llegó hasta los octavos. Como no logró manetner el nivel para pelear el campeonato, el objetivo viró hacia la clasificación a la próxima Libertadores. Pero tampoco estuvo a la altura para conseguir eso y se conformó con entrar a la Sudamericana. Un consuelo que sabe a poco para la historia del club, pero que se acomoda al flojo presente deportivo e institucional.

 

-El protagonismo, en el debe: Parecía que en la segunda mitad la mano había cambiado. Parecía que Falcioni se había propuesto mostrar a un Independiente protagonista en cada presentación, con sus líneas más adelantadas y planteos más ofensivos que en sus primeros meses. Parecía… Todo eso quedó en un buen inicio y nada más. Con el pasar de las fechas, el Rojo volvió a exhibir timidez para atacar y una preferencia por el refugio en su campo cada vez que se encontraba arriba en el marcador. Le salió bien poquitas veces, como contra Boca. Pero lo pagó muy caro varias veces más. Independiente eligió, de la mano de Falcioni, regalar el protagonismo sobre el cesped, teniendo componentes de buen pie como para sostener la búsqueda ofensiva.

 

-Promoción obligada de pibes: Lo repite Falcioni en cada nota que brinda como uno de los puntos altos para defender su ciclo. Y es verdad: le tocó promocionar muchos juveniles. Claro que esa realidad se dio de modo obligado ante la coyuntura mencionada en ítems anteriores. Una actualidad de vacas flacas no le dejó otro camino que apelar a la cantera a la fuerza. De todos modos, lo hizo con buen criterio, el DT. Subió a los jóvenes que consideraba que estaban para aportar algo y los utilizó cuando creyó conveniente. Ayrton Costa, Chila Marquez, Toto Pozzo, Juan Zarza, Thomas Ortega, entre otros. Los que más rodaje tuvieron son Alan Velasco y Alan Soñora, ya asentados en Primera como piezas titulares aunque no explotaron. También Lucas González, aunque tuvo que lidiar con lesiones. El Rojo tiene buen material de sangre fresca, que si dudas brillarían mucho más en otro contexto, uno favorable.

 

-Sosa, Mingo y Barreto, los mejores: Dentro de un rendimiento global mediocre, hubo excepciones. Tres jugadores mantuvieron una regularidad durante todo el año: Sebastián Sosa, Sergio Barreto y Domingo Blanco. El arquero es salvador debajo de los tres palos. Ganador en los mano a mano y en los remate de media distancia. Eso sí, suele fallar en las salidas a cortar pelotas aéreas. De todos modos, al margen de algún partido negativo, el uruguayo a salvado las papas en varias ocasiones. Checho, por su parte, se afirmó en la zafa central. El arribo de Juan Insaurralde (acierto de Falcioni) lo potenció. Fuerte de arriba y seguro de abajo, Barreto hizo no extrañar tanto a Alan Franco. Mingo fue toda una sorpresa en el mediocampo. Su capacidad de ser un comodín para el DT, al adaptarse y cumplir varias posiciones, le abrió las puertas de la titularidad. Su buen nivel le aseguró no salir más. De ocho, de doble cinco, de único volante central, de interior, donde sea Blanco fue el equilibrista del medio rojo y cuando no estuvo su ausencia se sintió. Ellos tres le escaparon a la malaria general y salvaron su ropa.

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