Hace tiempo que venimos escuchando los mismos discursos. Club quebrado; gente con “ideas y planes” para sacarlo adelante que nunca llegan a tal fin; momentos de “austeridad” en los que se habla de dos o tres refuerzos de categoría y terminan llegando 5 del montón, y un sinfín de situaciones que sólo acaban engañando al socio y al amante de este fútbol.
Lamentablemente, luego del momento mundialista, volvimos a la cruel realidad que nos duele día a día y nos apasiona. Y, justamente ese Mundial que nos mantuvo en vilo fue interesante y nos dejó, a mí parecer, una enseñanza. Tras algunos días de digerir la derrota, porque más allá de todo siempre queremos ganar, llego a la conclusión que lo que obtuvola Selección Argentina en Brasil 2014 es un oasis en el desierto.
Analicemos las bases: Presión por ganar o ganar, por el sólo hecho dela Bibliao el Calefón; dirigentes especuladores y nefastos que terminan siendo sospechados por reventa de entradas; un fútbol argentino mediocre, plagado de violencia y oportunismo, con un nivel que decrece, incluso internacionalmente. Habría que agradecerle a Dios por este plantel y el amor por los colores y la gloria que tuvieron para llegar a donde lo hicieron.
Y ustedes pensarán porque estas líneas en una página partidaria de Independiente. Simplemente es porque creo que en este futuro, que ya llegó, y que nos tiene con todos los sentidos alerta en el comienzo del “Torneo de Transición”, tendremos que bajar las pretensiones. Los refuerzos de jerarquía estimo que no serán los esperados por que no existen. Y sobre todo porque es necesario otro rumbo. Más aún hoy con la salida de Omar De Felippe de la conducción técnica.
De una vez por todas la idea de la normalización y del proyecto serio tiene que ser un objetivo claro, preciso y que esté por encima de todo. Y eso demanda tiempo.
De otra manera no vamos a salir nunca adelante. Habrá que relegar algunos años de triunfos o torneos, quizás menos que los que llevamos acumulados con estos métodos llevados a cabo hasta ahora. Y si encima tenemos la posibilidad de contar con Gabriel Milito como DT, tendremos la obligación de darle toda nuestra confianza. Para mí, es nuestra última esperanza. Él creció sabiendo lo que es Independiente, su grandeza y su mística y ojalá sea él quién nos oriente en ese rumbo nuevamente.
Muchas veces escuché decir durante la temporada pasada que lo único que importaba era ascender, después sí nos tendríamos que refundar. Bueno gente, ese futuro llegó y no tenemos que dejar pasar más tiempo.
