Independiente dejó de lado todas las tontas especulaciones que se generaron y otra vez demostró lo que es una vida de grandeza, mientras otros hacen lo que pueden.
Este domingo se realizó la definición del torneo donde Independiente y River podían oficializar de jueces en la culminación del mismo. Se habló mucho en la previa del partido en base a lo que el Rey de Copas haría, con un equipo que dejó en claro en el terreno de juego que esas especulaciones de poco servían. Los conducidos por Falcioni no regalaron los colores, demostrando que una vida de grandeza se construye a base de triunfos y pensar siempre en ganar, algo que las complejas mentes del rival de siempre jamás podrá entender.
Mientras tanto, desde la minoría de Avellaneda en la previa juraban y perjuraban que el Rojo saldría a perder el encuentro, es que como diría el refrán, al que le pica se rasca; en una disciplina que ellos tienen muy aceitada, porque mientras de un lado se festejan copas obtenidas del otro se hace lo propio con tickets vendidos y videos de Guillermo Francella.
Independiente salió a la Bombonera a dejar clara una cosa: los valores obtenidos a lo largo de su historia, esa de los brazos en alto y que busca siempre ir para adelante, dándole una vida de grandeza, la del Rey de Copas y club más laureado de América, aunque hoy la actualidad no acompañe y el plantel haya realizado un mal torneo, así y todo, en el partido que se jugaban los colores demostraron lo que es este club.
Del otro lado, con la ayuda arbitral de su parte y el guiño de haber sido siempre beneficiados por el poder de turno, los muchachos no lograron la gesta. Como si fuera poco tuvieron dos insólitos penales y un rival que les ganó sin querer hacerlo. Dos cosas quedaron claras, el temple del Rey de Copas y que nunca se tienen que comparar con Independiente. Una vida de grandeza, otra de mediocridad.
