Independiente le ganaba 1-0 a Rosario Central y era mejor, pero se quedó y terminó empatando 1-1.
Partido chivo, sumamente complicado el que se vivió en Rosario. Independiente venía de ganarle a Huracán, y tenía que visitar a Rosario Central, que venía invicto en el Gigante de Arroyito. El duelo parecía encaminarse para un triunfo, pero finalmente no se dio.
De arranque, el Rojo demostró sus armas. Actitud, presión alta, y esta vez buen juego. El Diablo abría la cancha, era profundo, y aprovechaba los huecos del rival. Matías Giménez Rojas había quedado libre varias veces, y Braian Martínez tuvo la suya, pero no definían. Así, los de Avellaneda se complicaban solos.
Sin embargo, en el final del primer tiempo, los dirigidos por Carlos Tevez tuvieron su premio. De un centro que ganó Santiago Toloza, la pelota llegó al centro del área. Jorge Broun salió mal, le cayó a Javier Báez, y el Pala puso en ventaja a Independiente de taco. El Rojo era superior en el juego y en el marcador.
Aún así, la visita no definía. En el complemento, Rosario Central fue a buscar, y el Diablo apostó al contrataque. Otra vez, llegaba de contra, pero no definía, y lo pagó caro. Jaminton Campaz, luego de una gran guapeada, remató al segundo palo y venció la resistencia de Rodrigo Rey para poner el 1-1.
Luego, Independiente volvió a meterse en el partido e intentó conseguir de vuelta los tres puntos, pero fue tarde. El Canalla, a sabiendas del gran punto que estaba consiguiendo, empezó a marcar con más firmeza, e impidió todas las llegadas del Rey de Copas.
Al finalizar el duelo, la sensación del lado de Avellaneda fue agridulce. El Rojo mantuvo la actitud, y le agregó buen juego. Fue superior a Rosario Central y pudo haber ganado, pero no lo liquidó a tiempo y se lo terminaron empatando. El balance, pese al resultado, sigue siendo positivo, pero se nota que al equipo le falta mejorar. Ahora, a tragar veneno y salir con todo el próximo domingo, que se viene Instituto.