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Epílogo: los números del cuarto capítulo del Rolfi

Luego de tres etapas y un campeonato local, Montenegro volvió en el momento más duro del a historia del club. Y, aunque no tuvo el nivel que supo mostrar anteriormente, logró ser el eje del equipo, volver a Primera y comandar a Independiente. Con setenta y seis partidos jugados en su cuarto ciclo, marcó catorce goles.

Sin dudas, el rendimiento del Rolfi estuvo siempre atado al del equipo. Cuando Montenegro brillaba, así lo hacían sus compañeros y el Rojo. Pero cuando no lo hacía, todo parecía costar más. Esto es innegable, ya que siempre los grandes futbolistas tienden a ser el termómetro de su entorno.

Y es por eso que muchos hinchas pensaron que, con su llegada, todo podía ser posible. Salvarse del descenso ganar. Se volvía a encontrar con Américo Gallego, y el mundo Rojo pensaba que había esperanza. Sin embargo, no pudo ser así. En el Torneo Final 2013, con la diez en la espalda, el Rolfi jugó dieciséis partidos y metió sólo dos goles. Faltó ante Godoy Cruz y Quilmes por una lesión sufrida ante Arsenal en la cuarta fecha, post clásico, y en la última contra Colón -con el descenso ya decretado-. Su nivel fue mucho más bajo de lo esperado. Su primer grito llegó recién en la fecha once, con Miguel Ángel Brindisi en el banco, ante Argentinos Juniors y de penal. Antes, contra Boca en la séptima , había errado uno. Y en la diecisiete, frente a River, descontó con un remate lejano. Muy poco para uno de los íconos del club de este siglo. Sin dudas, el contexto, la presión y todo jugó en contra de él y del equipo. Pero, individualmente, lo suyo estuvo pro debajo de lo que se esperaba de él.

Ya en la B Nacional, también él y el Rojo empezaron en el mismo tono. En cuatro fechas, con dos empates y dos caídas, Brindisi se fue. Hasta ahí, más allá de los dos penales convertidos por Montenegro, contra Brown de Adrogué y Aldosivi, su rendimiento debía mejorar. Y lo hizo, al igual que Independiente, con la llegada de Omar De Felippe. En el resto del semestre, marcó seis veces más: contra Villa San Carlos, Talleres por duplicado, Unión de penal y Ferro Carril Oeste también por duplicado. Independiente se encaminaba, en la tercera posición, al ascenso a Primera. Pero no fue tan fácil.

Montenegro y el Rojo se desinflaron en la segunda etapa y parecía todo gris. Con un sprint final, se logró volver a Primera luego de una final con Huracán. Pero el equipo jugó muy mal y logró el objetivo a duras penas. En esa segunda rueda, el Rolfi sólo volvió a gritar dos veces: de tiro libre contra Crucero del Norte, y en Córdoba en el triunfo clave ante Instituto. De los cuarenta y tres partidos del torneo, las cuarenta y dos fechas y el desempate, Montenegro sólo faltó ante Almirante Brown e hizo diez tantos.

Y en Primera División, otra vez, con el número veintitrés y ya sin la cinta de capitán, el Rolfi faltó al debut con Atlético Rafaela por acumulación de tarjetas y luego jugó siempre. Tardó en inflar la red: recién en la fecha doce con San Lorenzo. Y luego, marcó su gol número cien en Primera -sumando Huracán y River Plate- ante Lanús en la decimosexta. Su rendimiento fue de menor a mayor -además de ser opacado, lógicamente, por el enorme campeonato de Federico Mancuello-. Total: dieciocho encuentros, dos tantos.

En todo su cuarto ciclo en el club, Montenegro acumuló setenta y seis participaciones y sólo catorce gritos. Su nivel tuvo altibajos. Hubo momentos malos y buenos. Lógicamente, el equipo sintió sus picos de rendimientos y sus bajones. Quizás su resumen no sea del todo malo, pero sin dudas podría haber sido mejor teniendo en cuenta a un jugador del calibre de él. Ahora, con su adiós -de mala manera, es cierto- la gente seguro valorara, aunque no fue con la gloria de antes, su gesto con el club de volver en las malas.

Los goles de Daniel Montenegro 2013/2014:

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