El DT interino trató de que Independiente saliera lo menos lastimado posible en su debut. A bordo de un 4-4-2 buscó orden, aunque se topó con las mismas falencias del ciclo de Domínguez. Más de lo mismo.
Independiente fue más de lo mismo contra Rosario Central. Sin embargo, en el estreno de su interinato, Claudio Graf trató de salir lo menos lastimado posible en un contexto de equipo (y ni hablar de club) en baja y si se mira el vaso medio lleno, podrá decir que lo logró con el cero a cero, aunque eso suene a un conformismo demasiado chiquito para Independiente.
El Rojo no pudo de local con un Central que no paraba de perder de visitante. De hecho, el de este sábado helado fue el primer punto que sacó fuera de su casa en el torneo. Pero la realidad de los de Avellaneda tampoco es buena. Por el contrario. El Rojo venía de tres derrotas consecutivas, incluida la del clásico con Racing, lo que decantó en el adiós de Eduardo Domínguez.
Graf se esmeró, con un puñado de días de trabajo con el plantel de Primera, en no hacer nada innovador y presentar el equipo más lógico posible. Le devolvió la titularidad a Juan Insaurralde, Alan Soñora, Tomás Pozzo y Leandro Fernández, quienes entraron por los que habían hecho agua en el Cilindro.
También se diferenció del DT saliente en el esquema táctico. Nada de 4-3-3, 4-2-3-1 o experimentar con tres centrales y dos carrileros. Optó por lo simple para tener orden: 4-4-2. El equipo se paró un poco más retrasado que lo hacía con Domínguez y se inclinó sobre la derecha en el comienzo para desequilibrar con Toto Pozzo, que volvió a lucirse encendido en la primera parte.
Un par de desbordes suyos fueron la continuación de lo que demostró cuando le tocó volver el fin de semana pasado. Eso fue lo más interesante y esperanzador en el juego de un Independiente que tampoco la pasó mal en el fondo, salvo por dos avances de Central por el lado de Alex Vigo que debieron ser desactivadas por Sebastián Sosa mano a mano.
Graf podrá irse satisfecho en su interior por no haber perdido en su estreno en las ligas mayores al mando de un equipo que no puede con su alma y en medio de un clima hostil por el hartazgo de la gente. No obstante, de permanecer al frente de la Primera deberá hacer más que eso para intentar encontrar el funcionamiento que nunca apareció de la mano de Domínguez.
Sin Leandro Benegas, le falta peso en el área al Diablo. Chucky Ferreyra recién contó con una chance en el último minuto de juego y la tiró por arriba. Eso sí, el interino le dio continuidad a lo poco bueno que se había visto en el ciclo anterior: soltó a Lucas Romero como el cinco más adelantado (Iván Marcone se quedaba más cerca de la línea defensiva) y ubicó a Leandro Fernández por la derecha que es donde más venía rindiendo.
Le resultó en la primera mitad. Así y todo, jamás logró hacerse el dueño del partido. Central de a poco le fue torciendo el brazo y por momentos le ganó la pulseada. El segundo tiempo resultó parejo, a tal punto que ninguno de los dos superó al otro. Y el conformismo se hizo carne en ese punto repartido para dos equipos que necesitaban dejar de perder.