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“Haig” Definition

Independiente le ganó 2 a 0 a Douglas Haig con un golazo de taco de Facundo Parra, en una definición exquisita tras una gran jugada de Matías Pisano, pero cuando moría el partido, a 3 del final, el Paraguayo Samuel Cáceres liquidó el encuentro tras no perdonar un rebote del arquero de la visita.

Independiente ganó bien. Jugó bien. La gente se fue contenta y pese a esta realidad que atraviesa se la volvió a ver feliz. Y eso sólo tiene una explicación… ven dentro de la cancha un equipo que responde, que juega en bloque, que es contundente, que corre y mete en todos los sectores del terreno. En definitiva, Independiente es un equipo y eso es lo que se festeja.

El Rojo comenzó presionando e intentó llevarse por delante a su rival. Miranda probó de lejos, más tarde fue Vallés el que remató, pero para la primera alegría de la tarde/noche hubo que esperar hasta los 22 minutos de la etapa inicial.

Daniel Montenegro se adueñó del círculo central. Dominó y le metió un pase genial, largo, a Matías Pisano que con un buen movimiento de zurda la mató y encaró a su defensor. Con un quiebre de cintura lo dejó desairado, se metió en el área y le dio un pase rasante a Parra que con el taco marcó el 1-0. Explotó la cancha. Golazo de Independiente.

Lejos de quedarse, el Rojo tuvo en los pies de Pisano el segundo, pero su remate no vio red. Unos minutos más tarde también fue Miranda. Los de Omar De Felippe tenían profundidad pero no lograban aumentar la diferencia. El rival, Douglas Haig, intentaba tener la pelota y por momentos lo lograba, aunque no inquietaba seriamente al Ruso.

Así se fue el primer tiempo. El Rojo ganando 1-0 y el hincha aplaudiendo a un equipo que ahora sí, de a poco, responde con criterio. En la segunda etapa al local se lo notó un poco dormido en el arranque. Es más, Diego Rodríguez tapó un remate lejano que por un desvío y un rebote incómodo lo complicó demasiado. El buen momento del arquero hizo que la jugada casi que pasara desapercibida. Luego, hubo que sufrir alguna que otra pelota parada esporádica y poco más.

Esto fue una ráfaga. Cuando Independiente se despertó todo cambió. Se paró más adelante. Se hizo amo y señor del mediocampo. Manejó la pelota. Hubo relevos, paredes, desmarques, pases de primera para crecer en el terreno, gambetas y velocidad para desbordar al rival. Pisano aprovechó sus virtudes para acelerar en los últimos metros. Miranda estuvo muy enchufado. El Rolfi y Parra haciendo con su presencia y entrega los ejes.

Miranda probó dos veces ingresando por izquierda para aprovechar su remate. El primero se fue apenas ancho por el segundo palo y el otro, encontró al arquero que la desvió al tiro de esquina. De esa pelota parada casi llega el 2-0. En realidad esta diferencia se hizo esperar y comenzó a desesperar. Zapata se perdió un gol increíble. Sí, increíble. Una jugada de Pisano magistral, a puro toque con el Rolfi y la definición del ex Belgrano se fue por sobre el travesaño.

Otro que también pudo haber marcado un gol genial fue Mancuello, pero su exquisita definición no pudo doblegar al arquero que se encontró con la pelota. La jugada que precedió al mano a mano fue una pared con el Rolfi. Independiente por momentos jugaba realmente muy bien.

Sin embargo, el 2-0 tardaba en llegar. Es más, recién a los 42 minutos se logró. Y, lo extraño, fue que fue quizás la jugada menos elaborada la noche. Mancuello patea desde afuera algo que no fue ni un centro ni un remate al arco. El rebote largo y fallido del uno rival le permitió a Samuel Cáceres estampar la diferencia final.

Independiente ganó bien. Hubo entrega, fútbol, juego asociado y todo lo que se espera de un equipo. Esto permite ilusionarse. A seguir así. Hoy, Independiente tiene un equipo.

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