Independiente empató sin goles ante Independiente de Rivadavia Mendoza y otra vez tuvo una actuación que fue una frustración. Con Pisano, sobre el final, pudo haber ganado pero la decepción parece no tener fin. UN DESASTRE MAS.
Independiente necesitaba salir a comerse a su rival y ganar los tres puntos. Empezar a dar vuelta esta historia que tiene un presente nefasto y un futuro desolador. Sin embargo, nada de eso hizo. Es más, en el primer tiempo el que mereció un poquito fue el visitante. Sobre todo porque el Rojo marcó muy mal.
Alderete perdido siempre corrió de atrás a todos y nunca paró a nadie. Zapata hizo agua y Villalba, con un rendimiento preocupante, y Mancuello no lograban mantener la banda izquierda. Así se hacía muy difícil. Montenegro no aparecía y salvo Menéndez el resto no jugó. Independiente, en definitiva, hizo un tibio primer tiempo y por momentos sufrió algún que otro avance del rival.
En ataque, más allá de algunos remates desde afuera del Rolfi, Menéndez o Fernández, lo más importante fue en el inicio. El Polaco con la nueve dibujó un buen desborde pero al momento de contactar un compañero no pudo lograrlo. Unos minutos más tarde fue Montenegro el que desde un tiro libre quiso abrir el marcador pero nada sucedió.
Para resumir la primera etapa el Rojo estuvo flojo en todas las líneas. Menéndez dejó todo en cada cruce y con eso le alcanzó para ser el más aplaudido. Alderete hizo agua y en defensa la pasó mal. El fútbol lo pusieron los mendocinos, justo lo que le faltó a Independiente y al Rolfi.
En el segundo tiempo, todo arrancó igual. Un Independiente apático sin visualizarse en él ni siquiera un poco de vergüenza deportiva. Recién a los 8 minutos apareció Mancuello desde casi 30 metros, en lo que fue una de las pocas veces que el arquero Ayala tuvo que participar.
Así el Rojo fue fluctuando en el campo de juego. Intrascendente. Independiente Rivadavia de Mendoza no logró profundidad, sobre todo porque se metió atrás a defender un punto glorioso. Encima, el local, dando lástima como en los últimos juegos.
Recién en el final con el ingreso de Pisano y su sociedad con el Rolfi provocó un ritmo diferente, un poco más de profundidad y un vértigo necesario para ser un equipo que vaya para adelante. Otra forma para ganar no hay.
Así fue que en un buen desborde de Montenegro casi factura Menéndez, pero el Polaco fue anticipado por un defensor. Al instante, una pared dentro del área entre el Rolfi y Zapata casi culmina en la apertura del marcador. Sin embargo, al mal juego del equipo y a la falta de precisión hay que sumarle la falta de confianza para decidirse y rematar.
Penco fue a la cancha en lugar de Menéndez y tuvo dos situaciones sucias. En una, su zurdazo se fue altamente desviado y la otra, con destino de red, fue interceptada por dos defensores. De esta manera se fue el partido. Con un Independiente apurado ante un rival que se metió bien atrás, se aferró al punto y lo sumó.
El local una vez más decepcionó al hincha que, harto, insultó y reprobó con silbidos al equipo. Sí, la gente dijo basta de esta barbarie y de jugadores sin compromiso. Es que sigue copando en todos lados, apoyando y sólo recibe cachetazo tras cachetazo. Independiente sólo tiene 3 puntos sobre 15 posibles en la B Nacional y tras haber disputado tres encuentros en su propia casa. El nivel de frustración es infinito y la pregunta es: ¿Hasta cuándo?