Sergio Agüero fue el artífice intelectual y material del triunfo del Atlético Madrid 4-2 sobre la Real Sociedad, como visitante. Su tarea fue desequilibrante e histórica. Cada vez está mejor.
Un orgullo total y una alegría sin igual ver jugar al Kun. Un jugador magnífico y notable, único en su especie. Su talento lo enaltece a la par de los grandes futbolistas de la Liga, que por pertenecer a los equipos más poderosos tienen la chance de elevarse por sobre el resto. Pero al crack ex Independiente cualquier talla le queda bien.
El partido en Anoeta (nunca el Atlético pudo ganar en este estadio) empezó para atrás. Llorente adelantó al local a los 12 minutos de juego y a partir de ahí manejó el partido, pese a sufrir los sobresaltos lógicos cuando enfrente hay jugadores como el Kun.
Justamente Agüero fue el autor de la jugada que culminó en el pie de Forlán para el empate, casi una hora después de la apertura del marcador. Córner mal tirado, gol cantado. Reyes tomó la pelota, le metió un pelotazo al Kun que dejó desairado a su marcador y habilitó al uruguayo para que éste empatara el partido.
Los locales pidieron una mano de Tiago que el árbitro no cobró. Para colmo, minutos más tarde, el que desbordó fue Ujfalusi y su habilitación fue rematada por Agüero (en offside) para el 2-1. Las críticas hacia el juez fueron cada vez mayores y los nervios se adueñaron del conjunto local.
Pícaro el Kun aprovechó el desconcierto para engrosar el marcador. Recibió la pelota solo en el área, tras un rebote que dio el arquero a un tiro de Forlán, y con toda la tranquilidad y serenidad que debe tener todo delantero letal en los últimos metros, definió con zurda para el 3-1.
El resultado final fue 4-2 y el Atlético logró quebrar una racha negativa que se inclinaba como eterna de no haber sido por la calidad y grandeza de Sergio Leonel Agüero.
