Al parecer, Independiente tendrá que estar, otra vez, contra todo y todos. Lo que pasó ante Tigre fue un verdadero papelón.
Independiente fue claramente perjudicado por Nazareno Arasa y compañía frente al Matador.
Desde que comenzó el encuentro en el Libertadores de América-Ricardo Enrique Bochini, dio la sensación de que el árbitro empezó a “muñequear”. Todas las divididas, ante la duda, eran para el visitante.
Las polémicas llegarían más tarde. Primero, con un penal inventado. Según la “lógica de la AFA”, los defensores deben marcar con los brazos pegados al cuerpo en cada momento de la jugada, por más de que no sea algo práctico y cómodo. Mucho más si impacta por un rebote extraño que hizo la pelota. Una locura.
Con ese primer regalo, el equipo dirigido por Diego Martínez llegaba a la igualdad sin merecerlo. Parece que Arasa y Fernando Espinoza, que estuvo en el VAR, nunca jugaron al fútbol. Tampoco percibieron que hubo invasión cuando Mateo Retegui ponía el 1-1.
Luego, el Rey de Copas se ponía nuevamente en ventaja por un gol de Mauricio Cuero empujándola y tuvo que intervenir, nuevamente, la tecnología. Marcaron la línea del offside a su antojo e hicieron que Cauteruccio esté adelantado. Otro grave “error”.
Cuando parecía que terminaba el encuentro, Caute convierte el 2-1 y el que, supuestamente tenía que impartir justicia, se demoró más de cinco minutos para ver “si encontraba algo”. Sin lugar a dudas, fue un arbitraje escandaloso.
Lo que se vivió en la cancha del Orgullo Nacional es algo de no creer. Evidentemente, habrá que estar con la “guardia en alto” y el más grande del Continente tendrá que luchar otra vez contra todo y todos, como fue siempre a lo largo de la historia.
