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La llegada del Bichi le hace bien al fútbol

 

Mientras Claudio Borghi se desvincula oficialmente de Colo Colo, Independiente gana. Y no está nada mal porque la confianza que el equipo va tomando con Miguel Ángel Santoro es, a ojos vista, notablemente positiva. Nadie dice que este equipo es una máquina pero al menos se hace efectivo y el buen clima se nota en los festejos de gol, por ejemplo. Generalmente cuando un entrenador se va, en este caso Pedro Troglio, se suman especulaciones con respecto a cómo tomará el grupo esa situación.

A veces el golpe es negativo y desmoraliza y a veces, como en esta oportunidad, renueva los aires y abre esperanzas. La llegada del Bichi evidentemente motiva más allá de que Pepé siempre tiene que ver en la unión del grupo. Se dicen muchas cosas a su alrededor pero la realidad es que Pepé siempre está al pie del cañón y es más que merecido el reconocimiento que la gente tuvo, en forma espontánea, en el Cilindro cuando lo ovacionaron pidiendo para el DT la Selección. Su emoción llegó a todos y así es como hay que reconocer a los ídolos mayores. Bien por Pepé y bien por la gente.

El partido en sí no fue descollante pero se pudieron ver algunos detalles que son netamente alentadores, al menos para mí. Cuando Denis y el Rolfi se ponen las pilas, son letales y quizás la palabra justa es, efectivos. Hacen una muy buena dupla y contagia al resto, eso es un hecho. Es cierto que Banfield no fue un rival de temer pero seamos
sinceros, Banfield en otro partido supo hacernos fuerza y no hay que quitarle mérito a lo hecho por los jugadores. Sino ingresamos en un “gataflorismo” incesante. El gol del Rolfi, tempranero, fue importantísimo y la calidad del penal de Denis, alentadora. Se dio un
buen encuentro y hasta se dieron el lujo, con el partido ya cerrado, de regalarle el penal a Herrón, quién con 199 partidos en primera, nunca había hecho un gol. Fue la perlita alentadora de la jornada porque ese penal que generosamente, una vez más, el Rolfi le dejó dice mucho.

Humoradas aparte, por la virginidad del jugador a la hora de marcar goles, la cesión del penal por parte del Rolfi denota la buena onda que hay entre los muchachos y no es un detalle menor. Estos jugadores vivieron etapas críticas en el plantel y generalmente cuando eso sucede es cuando los pequeños problemas se hacen grandes, a tal punto que los chispazos pasar a hacerse hogueras. Este plantel, supo ponerle el pecho a las balas y salir airoso de tamaño dilema. Troglio, querido por los jugadores, se fue y no se resintió el grupo. Eso está bueno. ¿Qué digo bueno? Buenísimo. La llegada del Bichi genera expectativas y esperanzas. ¿A quién le importa por quién hinchaba en Bichi de chiquito? En serio, a mí no. Y no es pan para hoy, hambre para mañana. Si al Bichi le llegara a ir
mal –Dios no quiera que eso suceda- jamás reprocharé su pasado académico. Confío en su profesionalismo pero más confío en su hambre de gloria. Su discurso es calmo, directo y alentador. Es, a priori, lo que este plantel necesita. Digo a priori no atajándome ante cualquier problema futuro sino porque daría la sensación que es el entrenador indicado. Al menos, así lo siento yo. Me gusta su fútbol, me gusta su respeto por la palabra –con Colo Colo su contrato era de palabra y lo cumplió hasta el último momento- y su respeto por la historia de los clubes. Adora la posibilidad de ganar jugando bien y eso es algo que todos los hinchas de Independiente queremos recuperar.

Es cierto que los resultados mandan en el fútbol de hoy pero, ¿a quién no le gusta ganar con jugadas lindas? Díganme vieja, antigua, lo que quieran, pero a mí me gusta ganar con lujos. ¿O acaso no nos emocionamos con la gambeta de Agüero dejando enroscado a Crosa en el clásico? Yo sé que no se puede volver a la época de Bochini, Bertoni y Pavoni pero, ¿por qué no intentar hacer algo para recuperar algo de esa época? ¿Por qué resignarnos a que el fútbol de hoy es rústico y resultadista? Tengo Fe, el discurso de Borghi me entusiasma y quiero creer que se puede.

Me niego a dejar de lado un partido con buen fútbol, me niego a resignar lo más hermoso que supo tener Independiente que es el gusto por el buen juego. Sueño con recuperar al menos algo de esa época maravillosa en la que una jugada colectiva era aplaudida por dos
razones: actitud y calidad. Pueden ir de la mano, ¿por qué no? La garra, la calidad es fundamental y no hay que dejarla de lado pero equilibremos, combinemos actitud con desempeño.

Siento que se puede y creo que la llegada del Bichi a Independiente le hace bien al fútbol.

Por Débora D´Amato para InfiernoRojo.com
www.deboradamato.com.ar

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