Ante la lesión de Lucas González se abre el interrogante: ¿será la chance final de Pablo Hernández?
Un baldazo de agua fría. Eso significó el desgarro de Lucas González para el cuerpo técnico de Independiente, a 96 horas de una (semi)final contra Colón de Santa Fe. Para Julio Falcioni, Saltita es vital en su esquema y no tenerlo le genera un gran problema.
Entre todas las opciones que el DT tiene a disposición para arreglar este bache, la que -a priori- debería ser más útil hace tiempo está en desuso. Pablo Hernández tiene características para ocupar el lugar de González, pero con el correr de las semanas retrocedió muchísimo en la consideración del entrenador.
Por bajo rendimiento, lesiones y covid, el Tucu se fue apagando y parece que sus últimos días en el club serán sentados en el banco de suplentes. No juega desde el 27 de febrero, cuando Independiente venció por 1-0 a Gimnasia de La Plata y él salió en el entretiempo.
Sumó 201 minutos en los únicos tres encuentros que jugó en 2021, en el 0-1 ante Lanús, 1-0 contra Patronato y la victoria mencionada frente al Lobo.
El 30 de junio se vence su contrato y nada indica una renovación, a no ser que acepte bajarse considerablemente el sueldo. Pero el fútbol tiene cosas como estas: si el Emperador así lo desea podrá utilizarlo en un cotejo importantísimo y renovarle la confianza.
En las últimas fechas fue al banco y, por ejemplo, Alan Soñora y Gastón Togni se quedaron afuera. Adrián Arregui tuvo mayor participación, pero no cumple con el rol de Saltita, como sí podría hacerlo Hernández. ¿Será la chance final del nacionalizado chileno?
