Pasaron 16 años del primer Clásico que ganó, y Julio Falcioni sigue atendiendo a Racing. ¡Mirá!
Hay costumbres que nunca cambian. Van variando los tiempos, los jugadores y las dirigencias, pero nunca los hechos. Es como algo predestinado, como si tuviera que pasar así, pero sea como sea, jamás se da de otra forma, es siempre lo mismo. Claro que, a este punto, aparte de hablar de la paternidad de Independiente sobre Racing, hay que hacerlo también con el reinado de Julio Falcioni en los Clásicos.
Pasaron 16 años de la primera vez que el Emperador enfrentó a la Academia. En una Doble Visera colmada, el más grande bailó al vecino y lo goleó 4-0 con tres de Nicolás Frutos y uno de Sergio Agüero, que empezaba a mostrar sus armas y le daba una muestra a Diego Crosa del enganche clásico que lo acompañaría toda la vida.
Sin embargo, la historia no termina ahí. Al torneo siguiente, en el Clausura 2006, Independiente tuvo que visitar a Racing en el Cilindro. Sin Frutos pero con el Kun en modo diablo, el dueño de Avellaneda volvía a bailar a su eterno rival por 2-0, y el experimentado entrenador sonreía en su segundo Clásico en el banco del Orgullo Nacional. El saludo con Óscar Ustari luego del segundo lo dice todo.
Finalmente, el último derby. El Rojo venía a capa caída luego del empate con Platense y la derrota con Tigre por Copa Argentina, y recibía a una Academia que, hasta el momento, lleva un solo gol en contra. Lo curioso es que, ese único tanto, fue justamente en la fecha 5, cuando Silvio Romero cabeceó de forma certera luego de un pase de Sebastián Palacios, y la pelota infló la red. Falcioni le rompió el invicto al vecino, y Juan Antonio Pizzi perdió el cargo como el entrenador de ellos.
Si bien se digita una derrota en la Copa de la Liga, con gol de Enzo Copetti de penal, lo cierto es que el entrenador fue Omar Píccoli, ya que el Emperador había dado positivo de COVID. Pasan los años, las décadas, pero la costumbre siempre es la misma.
