Hace rato que Lucas Romero resta en el mediocampo de Independiente, y el equipo lo sufre.
Independiente involuciona cada vez más, tanto en lo defensivo como en lo ofensivo. El mediocampo, por su parte, no está exento de esto, con Lucas Romero como uno de los grandes responsables. Desde que volvió, el Perro está desconocido, con pases confusos e intrascendentes, y pérdidas insólitas que, como pasó en Mar del Plata, terminan en gol.
El Rojo destacaba por la distribución y la sobriedad para comandar los ataques. Si bien le faltaba profundidad, la mitad de la cancha gozaba de un funcionamiento casi perfecto. Sin embargo, en los últimos partidos esto no sucede, y el ex Vélez Sarsfield está siempre en el ojo de la tormenta.
Romero emitió 79 pases, de los cuáles acertó 66. Completó el único centro que intentó y, además, logró dar cinco pases en largo de 12 que trató. Ganó 9 de 15 duelos en los que participó, pero también perdió varios balones. Entre ellos, a los tres minutos del encuentro, sufrió el quite de la pelota que terminó en el gol de Martín Cauteruccio.
Lo cierto es que hace rato que Lucas Romero no es el mismo, y el mediocampo funcionaba mejor con Domingo Blanco y Alan Soñora en el medio. Es entendible, aún así, que el Perro sea titular, por su experiencia y por lo que costó su pase, pero de nada sirve si no logra demostrarla en el campo.
