Independiente le ganó merecidamente a Huracán y sigue en pie en la Copa de la Liga. En InfiernoRojo te contamos por qué.
Actitud irreprochable: Independiente no brilló por su juego, pero fue al Tomás Adolfo Ducó con una única idea, que era llevarse la clasificación. Desde el primer minuto, sometió a Huracán y lo puso contra las cuerdas hasta el 1-0. Luego se durmió y lo pagó caro, pero reaccionó a tiempo y lo ganó bien.
La fortuna y la viveza criolla, dos aliadas del equipo: Al Rojo le costaba ingresar en el área rival, que había puesto un cerrojo difícil de superar. Para colmo, las pocas veces que llegaba a posición de gol, aparecía el arquero o se iba afuera. Fue así hasta que un centro de Sebastián Palacios fue con tanto veneno que, luego de un fallido despeje al medio de Sebastián Meza, José Moya se la llevó puesta y la mandó adentro. En el complemento, con el 1-1, Silvio Romero usó su experiencia para fabricar un tiro libre que luego supo cambiar por gol, volviendo a poner arriba al más grande.
La pelota aérea, otra vez en contra: Lanús, Newell’s, Vélez, Boca, Atlético Tucumán y, ahora, Huracán. De los 13 equipos que afrontó el Rojo, seis le marcaron de cabeza. Esta vez, luego de un centro desde la derecha, tanto Juan Insaurralde como Lucas Romero se durmieron y dejaron ingresar a Franco Cristaldo, que cabeceó solo y puso el empate. Al Diablo se le viene un duelo con Estudiantes ahora, y Ricardo Zielinski es de los entrenadores a los que les gustan las pelotas paradas.
Un golazo de otro partido para sellar la clasificación: Con el 2-1 puesto, Independiente siguió yendo a buscar, para asegurar un triunfo que ya se le había escapado en su momento y supo recuperar. Luego de una jugada por la izquierda, la pelota culminó en los pies de Domingo Blanco que, con un derechazo potente, venció la resistencia de Meza y liquidó el pleito. ¡Así si, Mingo!
