Independiente cayó por primera vez luego de la salida de Sebastián Beccacece, y más allá del resultado, preocupó el bajísimo nivel. En InfiernoRojo, las claves de la derrota.
Cero agresividad: Desde el inicio del partido que al equipo de Avellaneda le faltó rebeldía para imponerse ante un rival que, siendo sinceros, incluso el empate le caía diez puntos. Clave para la derrota, porque no supo imponer condiciones de entrada.
Cayó en la trampa: Como es habitual en Banfield y en este tipo de equipos sobre todo con entrenadores del estilo de Julio César Falcioni, la propuesta fue cortar sistemáticamente el juego de Independiente con faltas. El Rojo cayó fácilmente en la trampa con un juego previsible y de circulación de pelota. De hecho, Independiente terminó con más amonestados que la visita.
Inconexo y sin alternativas: Más allá del bajísimo rendimiento, Independiente se mostró siempre con pelota dominada y superó ampliamente en posesión al rival. Posesión que no supo capitalizar, porque apenas tuvo un tiro al arco en todo el partido, y la siempre válida alternativa de los “centros a la olla” fue todas las veces mal ejecutada, reemplazada por “centros a cualquier parte”. Así es difícil.
El gol: La gran clave del partido, porque en todo caso era un 0 a 0, horrible, pero empate y no derrota. En la única chance de la visita, Independiente marca mal, y cabecean solos adentro del área. Uno a cero y a cobrar, a otra cosa. Una pena.
Sin reacción: Cualquiera diría que cayendo 1 a 0 y con mucho todavía por jugar, incluso en un nivel bajo, de local Independiente saldría a atropellar al rival. Ni eso. Los ingresos de Cristian Chávez y Sebastián Palacios ni se hicieron sentir. Sin ir más lejos, Alan Velasco con 17 años hizo sentir un poco más de rigor a los rivales. Partido irremontable desde lo deportivo y lo moral.
