Independiente cayó contra Boca en la Bombonera por 3 a 0 y dejó ir con ella el invicto y una gran oportunidad de meterse en puestos de clasificación a la Copa Libertadores. Pese al dolor y a la euforia, y a que el objetivo de Independiente sigue intacto, desglosamos como se debe el trámite del partido para analizar las claves de la derrota.
Apatía: Los futbolistas de Independiente jugaron algo inhibidos gran parte del encuentro. Todo lo que vimos en el resto de los partidos, como la vocación ofensiva y la generación de juego, en este encuentro no estuvo presente y el equipo fue superado en todas las líneas.
Falta de oficio: Era un partido que había jugarlo con oficio, y lamentablemente tampoco tuvo de eso el equipo. Se cometió un penal increíble en un momento donde el cero era valiosísimo. El tercer gol de Boca surge por un pase corto.
No hubo juego colectivo: A diferencia del resto de los encuentros, las sociedades del Rojo no se encontraron. El equipo se vio inconexo, y le costó mucho tener la pelota, algo fundamental para el juego que propone Ariel Holan.
Faltaron las individualidades: Y para cuando las sociedades no funcionan, Independiente cuenta con jugadores que con la individual pueden romper. Aunque no sucedió: ni Benítez ni Rigoni entraron en contacto con la pelota, y si bien Barco fue la manija del equipo, lo atendieron estratégicamente en todas las jugadas que tuvo.
El rival: Claramente un valor importantísimo en el resultado final fue el gran partido que jugó Boca. El Xeneize no se apresuró y fue construyendo un partido para acorralar a Independiente en su campo. Le ganó en todas las líneas, y a sabiendas del buen fútbol del Rojo, no rehusó a golpear cuando lo necesitó.
