Independiente volvió a ganar un partido fundamental, esta vez en el marco de la Copa Libertadores, para abrir completamente el Grupo y permitirse soñar con el pase a Octavos. No fue fácil y por eso aquí van las claves que llevaron al equipo al triunfo.
El gol rápido: Más allá que el primer tanto haya sido bárbaro por una hermosa jugada previa, lo más significativo fue la rapidez con la que llegó. Fue un cimbronazo para el local, a tal punto de dejarlo knock out por varios minutos.
Intensidad y presión: La marca exhaustiva en campo contrario salió a la perfección en los primeros vaivenes del partido. Clave, porque el rival se vio completamente doblegado por el Rojo, que le metió dos goles más (sólo uno convalidado). Podría haber sido un papelón para el Timao, de no ser por el árbitro. Bien.
El anulado: Sin lugar a dudas, no es posible evitar mencionar esto como una clave para el resultado final del partido. Si el colegiado internacional no sancionaba la falta inexistente de Nicolás Figal, Independiente podría haberse ido al entretiempo con el partido cerrado. Se menciona porque en verdad el rendimiento del equipo ameritaba un gol más; no fue algo que llegó de sorpresa. Una pena.
Tropezón y susto tras el gol: Destacábamos como virtud el pressing que hizo Independiente en campo rival. Casi como las mejores versiones del equipo en el semestre anterior. Sin embargo, es un arma de doble filo, porque cuando el rival lo puede esquivar, empiezan los problemas. Y así vino el descuento del Corinthians.
Desgaste y final apretado: Todo el despliegue del primer tiempo, donde se vio un excelente rendimiento del equipo, se esfumó en el segundo y se transformó en marca y rechazos constantes. Es lógico: en el primer tiempo se hizo un desgaste infernal y los jugadores se cansaron. Los reemplazos no traen soluciones acordes a las necesidades del partido. Más allá de eso, el Rojo enfrió el partido y resistió los avances del local; que siendo justos, también careció de ideas para empatar.
