Renovado en la conducción, pero con pocas caras nuevas, Independiente ganó por la mínima, pero dejó una buena imagen. En InfiernoRojo, las clásicas claves de la victoria.
Frescura: El equipo inicial del Rojo, al menos en nombres propios, fue igual o muy parecido a los últimos del ciclo Ariel Holan. Sin embargo, ya desde el arranque se vio un equipo más fresco, renovado, con otra impronta. Fundamental para que el desarrollo del partido se dé favorable.
Roles más activos: Siguiendo con la línea anterior, se vio a algunos jugadores con roles más determinantes dentro del funcionamiento del equipo. Los casos más destacados en este aspecto fueron los de Francisco Pizzini, muy punzante por su banda- incluso más que Cecilio Domínguez en algunos pasajes-, y el claro rol de semi-conductor de Juan Sánchez Miño, que se lo vio muy incisivo en el tratamiento de la pelota. Clave.
El gol: Pese a que Independiente tuvo todo el partido una actitud ofensiva absoluta, se le notó todavía problemas con la definición y el remate al arco. Para bien del equipo, en las primeras fracciones del segundo tiempo llegó la apertura del marcador. Completamente fundamental, porque el arco se iba a cerrar más y más con el paso de los minutos.
Los ingresos: El equipo de Sebastián Beccacece pasó de jugar sin delantero natural a tener, en pocos minutos, dos en cancha con los ingresos de Cristian Chávez y Silvio Romero; además de Lucas González de mediapunta. Y si bien no fueron determinantes en el resultado- el Rojo ya iba ganando-, sí hicieron que el cierre del encuentro sea totalmente del local. Puestos clave para anular al rival en un cien por cien.
Faltó aumentar: Parece una obviedad, pero cabe aclarar que si el partido terminó sólo 1 a 0 fue porque Independiente no se animó o le faltó la estocada final para convertir uno o dos goles más. Y es otra de las claves, principalmente porque con una diferencia más abultada hoy estaríamos hablando de llave semi-cerrada y aún no podemos hacerlo.
