Independiente y Unión durmieron a todos en Santa Fe, y en InfiernoRojo te contamos por qué.
Miedo al riesgo: Independiente tuvo más la pelota, pero nunca se comportó como un equipo ambicioso. Lejos de buscar los tres puntos, el Rojo jugó a no perder y a no sufrir contra un rival que, dicho sea de paso, tampoco hizo nada para preocuparlo. De terror.
Un adversario sin ganas: El único motivo por el que el Rey de Copas no cayó fue porque, enfrente, tuvo a un rival sin motivación alguna. Unión se olvidó de que era local y, lejos de salir a buscarlo, le cedió la pelota al Diablo, que tampoco supo qué hacer con ella.
Otra vez, la maldita imprecisión: Independiente jugó mal y no mereció ganarlo, y eso se da por sentado casi en cualquier debate. Sin embargo, por medio de un regalo del Tatengue, tuvo la posibilidad de abrir el marcador en el segundo tiempo, pero Silvio Romero canchereó a Sebastián Moyano y se perdió la posibilidad de darle el triunfo al Rojo.