Independiente pasó de todo antes y durante el partido, y aún así logró llevarse un valioso punto de Brasil. En InfiernoRojo te contamos por qué.
Cambio de actitud: Si algo se le reclamaba al equipo, era justamente la apatía con la que venía jugando. Con Bahía se vio a un Independiente enojado, ambicioso, con ganas. Habrá que ver si el destrato sufrido en la previa hizo enojar a los jugadores, pero lo cierto es que no pareció haberles pesado y, por el contrario, fueron mejores que el rival.
Un adversario poco inteligente: Si bien el Rojo puso el juego desde el primer minuto, con un Lucas Romero encendido que manejó las acciones, la defensa brasileña mostró sus falencias a la hora de marcar. Dos faltas infantiles, lejos del arco, derivaron en los penales con los que el Rey de Copas logró ponerse 2-0 por medio de Jonathan Herrera y Alan Velasco.
El regreso del león: Sebastián Sosa fue duramente criticado por el gol de Atlético Tucumán, pero esta vez fue uno de los mejores del equipo, si no fue el mejor. El uruguayo estuvo atento en cada llegada del local, saliendo a tiempo en cada una, y en los goles no tuvo nada que hacer. Si bien cometió un penal por no llegar a cortar la pelota, supo redimirse y contenerlo. ¡Titánico!
Una carambola y una pelota aérea, el empate: Bahía no tuvo grandes producciones en ataque, y aún así llegó al empate. Primero, por medio de Thaciano y luego de un remate que dio en el palo, y luego gracias a un cabezazo de Otavio tras un córner bien ejecutado. De esa manera, el local marcó los tantos con los que evitó lo que habría sido su primera caída en la Copa.
