Independiente despachó sin problemas a un débil Guabirá y en InfiernoRojo te contamos por qué.
Mediocampo encendido: Independiente manejó las acciones en la mitad de la cancha desde el principio del partido. A excepción de los últimos minutos, el Rojo fue amo y señor de la pelota. Con Lucas Romero como figura excluyente, el equipo supo manejar los contrataques y golpear en el momento justo.
La noche del goleador: Lo que el Rey de Copas hizo en el campo, Jonathan Herrera lo plasmó en el marcador. A los ocho minutos, aprovechó un pase de Fabricio Bustos y, con un remate inesperado, sorprendió a Saidt Mustafá para abrir el encuentro. Luego, el artillero hizo dos más para sentenciar el cotejo y dejar sin chances a Guabirá.
Una diferencia de jerarquía notable: Independiente fue una máquina y superó ampliamente al rival, pero no se puede ni se debe perder de vista que el adversario fue sumamente inferior. Guabirá no supo responder ante la sucesión de pases en el mediocampo, ni siquiera cuando el partido estaba 1-0 y todavía era remontable, y erraba pases en ataque totalmente insólitos. Aún así, en el final desnudó la gran falencia defensiva del Rey de Copas, que es la pelota parada, y logró descontar un duelo que estaba liquidado.
