Independiente volvió a ganarle a Racing como manda la historia, y en InfiernoRojo te contamos por qué.
Una defensa sólida: Otra vez, la línea del fondo volvió a ser la mejor parte de Independiente. El Rojo casi no sufrió en su área, a veces por impericia del rival y otras por mérito propio, pero generalmente estuvo firme. Salvo una jugada en la que Tomás Chancalay ingresó solo, luego Racing no tuvo muchas situaciones claras de gol.
Persevera y triunfarás: El más grande cedió la pelota, pero ganó en profundidad. Cada vez que la tenía, generaba alguna jugada de peligro, pero varias veces le faltó precisión para definir (el buscapié que pifió Silvio Romero, fue la más clara). Sin embargo, de tanto ir, obtuvo su premio: Luego de una muy buena contra, Sebastián Palacios atacó por derecha, le sirvió la pelota al Chino y el delantero facturó. ¡Esto debe servir de despegue!
Una actitud distinta: Si algo se le achacaba al equipo en Clásicos anteriores, era la falta de ganas para ir a buscar. Independiente parecía ser un equipo temeroso, sin hambre de gloria, y terminaba perdiendo por un rival que tampoco era una máquina. Sin embargo, esta vez no se conformó con el empate, y lo fue a buscar. Con aciertos y errores, el Rojo mostró argumentos para llevarse el encuentro.
