Independiente apabulló a Sarmiento y lo liquidó en el primer tiempo. En InfiernoRojo te contamos por qué.
Presión inicial: Desde el principio, Independiente se supo amo y señor de las acciones. Durmió a Sarmiento y lo dominó a lo largo y a lo ancho de la cancha. Si bien estuvo varios minutos sin poder liquidarlo, lo goleó ni bien pudo hacer el segundo, y desde entonces los de Junín no jugaron nunca más.
Diferencia de jerarquía: Se noto demasiado la diferencia entre un equipo grande de Primera y un recién ascendido. Los jugadores del Rojo sobrepasaban en físico e inteligencia a los dirigidos por Mario Sciacqua, que no sabían cómo frenar a la aplanadora que tenían enfrente y que estaba decidida a comérselos. De todos modos, hay que saber hacer la diferencia en estos casos, y los de Avellaneda lo hicieron muy bien.
Contundencia en su máximo esplendor: Hacer seis goles no es usual, y para lograrlo hay que tener mucha precisión. Lo cierto es que el Rey de Copas estuvo varios minutos entre el primer tanto y el segundo casi sin patear al arco rival, y cuando lo hizo, cerró el partido en poco tiempo. Entre los 36 minutos y los 58 (22), el local hizo cinco tantos en un encuentro que dura 90 minutos. ¡Infernal!
