En un partido que varió por completo de un tiempo a otro, Independiente se quedó con un empate que, dependiendo cómo se lo mire, sabe a poco o a suficiente. En InfiernoRojo analizamos las claves que llevaron al 2 a 2 final.
Equivocaciones sensibles: Independiente había arrancado dominando el escenario y parado unos metros más adelante que el rival. Pero en tan solo dos jugadas se cometieron errores severos que hicieron poner al equipo en una difícil desventaja. En el primer tanto, ni los centrales ni el arquero ofrecen resistencia al cabezazo de Juan Apaolaza dentro del área chica. Y en el segundo, el pifie de Francisco Silva es letal.
Descontrol y desorden: Cuando al Rojo le cometen el segundo tanto parecía que se venía una tremenda goleada. Perdió los estribos, el orden y todo a partir de allí fue para olvidar. Le sirvió al Pincha para irse al entretiempo con la ventaja en dos.
Cambio absoluto: Al comienzo del segundo tiempo, la vocación del equipo se tornó ofensiva y ordenada. La principal clave para llegar al empate. Y si bien llama la atención y es preocupante que un mismo equipo muestre dos caras tan opuestas en un mismo partido, es para rescatar que ante un escenario adverso se pudo cambiar el curso de las acciones. Fundamental.
Los goles en el momento justo: Independiente no solo se recuperó en los futbolístico sino que además madrugó al rival con dos tantos en diez minutos. Encontró algunas sociedades y con buena eficacia puso rapidísimo el 2 a 2. Clave para evitar que Estudiantes se cerrara de forma irreversible.
Entró en la suciedad: Cuando el partido volvió al marcador igualado el Rojo tenía todo para ganarlo, y Estudiantes todo para perderlo. Pero el Pincha hizo lo que le sirvió: enfriar y ensuciar el partido. E Independiente, en lugar de seguir jugando, ingresó en ese juego que nunca le sirve al equipo que trata de jugar al fútbol. Fue clave para que el partido termine 2 a 2 y no con victoria de Independiente.
