Independiente empató con Lanús un encuentro atípico en el que inesperadamente se puso en ventaja y en un santiamén se la arrebataron. En InfiernoRojo, las claves del 2 a 2.
Dos goles inesperados: El Rojo no jugaba bien como es habitual. Pero contrario a lo que sucede siempre, se pudo poner en ventaja e incluso ampliarla. Pese al resultado final, sin dudas es una de las claves del empate, porque sin estos dos goles, podría haber sido una catástrofe.
Fragilidad preocupante: Es un síntoma más que preocupante, caótico incluso podríamos decir. Independiente pese a no jugar bien tenía un partido controladísimo, casi que sin mucho esfuerzo podría haberlo cerrado. Y en menos de lo que canta un gallo pasó de la tranquilidad al desconcierto abismal.
Cambio incomprensible: En el entretiempo Sebastián Beccacece decidió sacar a Gastón Silva, que estaba jugando bien, y poner a Nicolás Domingo. No solamente arriesgó lo que implica hacer un cambio de jugador en un equipo que va ganando- que es raro pero puede pasar- sino que también modificó el esquema. Metió un gol inmediatamente, pero después el equipo se desarmó deportivamente, tácticamente y espiritualmente. No sabemos por qué.
Bajos rendimientos: Otra clave sin lugar a dudas fueron algunos bajísimos rendimientos, perjudiciales en relación directa con los hechos del juego. Una lástima.
La suerte y un fallo a nuestro favor: Más allá del descontento por el empate, lo cierto es que Independiente no perdió de milagro. Lanús se perdió al menos tres goles en jugadas muy pero muy claras. Y asimismo, Mauro Vigliano no sancionó lo que era un claro penal para la visita. Clave, porque sino se perdía tranquilamente.