Independiente logró ganarle al Decano en la ida por la Segunda Fase de la Copa Sudamericana y en InfiernoRojo analizamos los motivos.
La solidez de Sebastián Sosa: El uruguayo no tuvo un partido descollante, pero estuvo atento ante cada llegada de Atlético Tucumán. Llegó a salir casi hasta el borde del área grande para evitar el empate y tuvo una atajada prominente en el primer tiempo que bien podría haber sido la igualdad para los tucumanos.
Error infantil de Yonathan Cabral: El partido, por su desarrollo, era un claro 0-0, desde el arranque hasta el final. Sin embargo, la voluntad de Federico Martínez forzó un error garrafal de Cabral dentro del área rival y Silvio Romero, fiel a su instinto goleador, rompió la igualdad para darle el triunfo al Rey de Copas.
Imprecisión del lado tucumano: Si bien Atlético Tucumán no fue un claro dominador del juego, en los últimos minutos de la primera parte tuvo al menos dos o tres jugadas en las que estuvo cerca del empate e, increíblemente, las mandó afuera, siendo que el pateador se encontraba solo y dentro del área. Habría que preguntarle a Lucas Pusineri si surtió efecto la estampita.
Expulsión de Ramiro Carrera: Generalmente, la expulsión del rival debería servir para aprovechar la diferencia numérica y trasladarla al marcador, pero en Independiente funcionó de una manera distinta. Como bien dije anteriormente, en el final de la primera parte la pasó mal el Rojo, pero la roja a Carrera ni bien arrancó el complemento le permitió igualar de vuelta el juego y no ser sobrepasado por el visitante. Parece irrisorio, pero en igualdad de condiciones probablemente el triunfo no habría sido posible.
Cambios tardíos: El partido pedía cambios en la primera parte, y en la segunda era imperioso hacerlos para aprovechar la superioridad numérica. Sin embargo, Pusineri tardó en realizarlos y los que ingresaron poco pudieron hacer.
