El Rojo arrancó su camino en la Superliga con el pie derecho tras vencer a Defensa y Justicia por 1 a 0. Otra vez, sin brillar, se hizo fuerte y ganó los tres puntos. En InfiernoRojo las claves de la victoria.
De igual a igual: Independiente se paró como si fuera local en Florencio Varela. Un tanto por el masivo apoyo de su gente, y otro tanto por el equipo que armó Sebastián Beccacece, el Rojo le dominó instantáneamente el medio al local, que si bien está algo desarmado, no deja de ser el último subcampeón del fútbol argentino.
La fortuna y el gol: Al enfoque ofensivo que venía teniendo el equipo esta vez lo ayudó la suerte: mal rechazo de la defensa y una pelota que le queda servida a Sebastián Palacios para facturar. Clave para una cancha difícil y un partido que podía tornarse impredecible.
Solidez abajo y en el medio: Independiente, sin dejar de dominar el partido, cerró sus líneas y agarró la pelota. Casi que en todo el resto del encuentro Defensa y Justicia no le generó situaciones de gol. Hasta hubo rendimientos buenos de jugadores no habituales, como Gastón Silva. Fundamental.
Durmió el partido: Aunque en el hincha genera cierta preocupación, lo cierto es que el equipo de Becca durmió el partido, algo que también sucedió el jueves por Copa Sudamericana. Parece peligroso, porque uno se siente vulnerable. Pero nada más lejos de la realidad: la posesión fue casi mitad y mitad, y en tiros al arco Independiente cuadruplicó al local.
Presión con limpieza: Contrario a lo que se puede creer de un partido con estas características (ganar desde temprano en cancha difícil por la mínima), el Rojo presionó hasta el hartazgo al rival, lo ahogó y no lo dejó hacer prácticamente nada. Y casi sin faltas, apenas recibió una sola tarjeta amarilla en todo el partido. Bien.
